Una disgresión, de alguien que pretende dedicarse a escribir. Una especie de collage irregular, con ideas, uno que otro chiste, algún titular de diario, canciones, inquietudes, cualquier cosa que me diga algo, y que le diga algo a los demás.

abril 30, 2006

Todo es concebido desde las entrañas

“Me di cuenta, firme y brutalmente, de que había concebido la mayoría de las películas en las entrañas del alma, corazón, cerebro, nervios, órganos genitales y sobre todo en las tripas. Un deseo que no tiene nombre alguno las sacó a la luz”

El 2004 leí “Imágenes” de Ingmar Bergman, en ese entonces este fragmento que cité acá arriba me conmovió por su intensidad y potencia.
Todavía me sigue pareciendo potente, aunque ya no con la misma fuerza de ese momento.
Como todo en esta vida, las lecturas también uno las percibe de acuerdo a lo que está viviendo en ese momento, y honestamente no recuerdo con que energía andaba el día en que leí esto, y me pareció importante, revelador, y lo subrayé en el texto y lo marqué con asteriscos varios. Igual que ahora, solo que entonces esta misma sensación estaba amplificada por mil.
Recuerdo eso sí, que lo iba leyendo en la micro, después de una clase de Lenguaje Cinematográfico, y que cuando lo leí, se desencadenó en mi mente una secuencia de imágenes generadoras que me habitaron durante algún tiempo.
Terminé la lectura del texto, pocos días después, pero este fragmento y las imágenes que me desencadenó, siguieron en mi interior procesándose hasta que el 2005 me propuse pasarlas a un óleo.
Y justamente este fragmento habla de la necesidad inexplicable de crear, de esa urgencia imperiosa (incluso, y la mayor parte de las veces dolorosa) de hacer salir de nosotros aquello que no quiere salir, pero sacarlo valiéndose de imágenes y símbolos que puedan aportar algo a los demás, o a uno mismo en una segunda lectura, para que el proceso vaya más allá, y tenga algún valor “artístico” si se quiere, y no quedarnos solo en la catarsis.
Esa necesidad de crear, como dice Bergman nace de las tripas, de las entrañas, y si lo analizamos bien, todo finalmente nace de ahí, de un deseo, de un impulso irracional, de las emociones.
Cuando me propuse pasar a una imagen que representara y agrupara todo esto que estoy intentando definir no con mucho éxito, automáticamente volvieron a mi mente las imágenes que se habían desencadenado con la lectura, en ese atardecer lluvioso en la micro, e inevitablemente todas las imágenes tenían un punto en común: un retrato de mi madre, “La muerta”.
Mi madre no está muerta, ni por si acaso, muy por el contrario es una mujer llena de vitalidad, de ahí la contradicción. El retrato que señalo nació a partir de un ejercicio de iluminación de fotografía en el que le pedí a mi madre que posara con los ojos cerrados y con un gladiolo en su cara. Esta imagen fue generada a partir de la improvisación, entre medio de muchos otros ejercicios de luz, pero el azar (o el perfil inconciente que yo tenía de mi madre en ese segundo) intervino y generó una imagen bastante interesante, que a nadie en mi familia, excepto yo claro está, le gusta por que dicen que en ese retrato mi madre está muerta. Esto me recuerda muchos kilos de teoría fotográfica, acerca de cómo la fotografía mata, captura un instante y lo mata para perpetuarlo en la eternidad (paradójicamente mata para dar vida eterna). Por eso la considero una buena foto, por que sin proponérmelo generé una imagen que coincide con lo que plantean algunos teóricos de la foto.
Bueno, volviendo a Bergman, al impulso creador y a las emociones que intentaba plasmar durante el 2005 en el óleo que pueden ver acá arriba, todas las imágenes volvían siempre a la primera, al retrato de “La muerta”, entonces me propuse hacer una composición a partir de esa imagen, y de referentes cotidianos, guiados por la idea tan bien expresada por Bergamn, que yo resumo en que finalmente “Todo es concebido desde las entrañas”.
Así le puse a esta obra que fue generada con técnica mixta, óleo sobre tela y collage, entre mayo y junio de 2005. Sus dimensiones reales son 110 x 70 cm, y es una reflexión acerca de la necesidad de crear, pero sobre todo es un homenaje a mi madre.
GRACIAS MAMÁ.

abril 28, 2006

Antología


Ayer se reestrenó en el Centro Mori, el espectáculo ANTOLOGIA de Los Hermanos Martínez Internacional.
Como hace mucho tiempo atrás yo consulté en el centro por unos talleres de Dramaturgia dictados por Don Juan Radrigán, quedé en su base de datos y cada cierto tiempo tienen la gentileza de enviarme invitaciones vía e_mail para sus estrenos.
Ayer a última hora revisé el mail y confirmé mi asistencia, mi acompañante me falló, y yo ahí solita en el teatro un poco apenada, pero dispuesta a pasar un buen rato.
¡Pasé un rato la raja!
El espectáculo tiene un humor bien absurdo, autocrítica y risas a ellos mismos, guiños a la tele y a nuestro star sistem local, tallas bien conscientes, pero no lateras como cuando los “humoristas” se ponen a hablar del doble estándar, acá ellos muestran todo esto en un revoltijo genial, con originalidad, creatividad y asociación de múltiples ideas.
Son hartos cuadros pequeños (recopilaciones de sus presentaciones anteriores), hiladas por la conducción estilo TV de un acidísimo pero adorable Ramón Llao. Claudia Celedón Cuti Aste y Jose Martínez, cuentan sus delirantes historias riéndose de todo un poco, con situaciones que todos podemos reconocer. Me reí demasiado, con dolor de guata y de la cara, esa ondita. Se pasaron y todo muy bien sazonado con música muy entrete. Y más de alguna idea o imagen te queda dando vuelta por que curiosamente te resulta muy familiar.
Se los recomiendo absolutamente, no quiero contar para no echar a perder el chiste, pero ojo con el trailer de “Lusho mardones te vamo a matar”.
Todavía me sigo riendo.
Ahhh ! y el Cuti Aste tan guapo como siempre, como cuando hacía el acordeón en "He barrido el Sol", canción fetiche ...

Lo bueno y lo malo, novedades en Santiago.


Hay hartos proyectos que fueron impulsados por el gobierno anterior, que están funcionando hace meses en Santiago. Hay muchos más que prometen renovarle la cara a nuestra ciudad. Son múltiples las iniciativas destinadas a mejorar nuestra calidad de vida, llenas claro está de buenas intenciones.
Igual creo que lloré cuando Lagos entregó el mando y se fue en medio de aplausos, o cuando nuestra Presidenta, abrazó a niños antes de entrar a La Moneda (lástima que se supo después que algunos de sus colaboradores son mataperros), pero hay que admitir que la buenas intenciones muchas veces se quedan en eso. De las buenas intenciones, algunas pasan a aplicaciones prácticas exitosas y otras definitivamente no.
Hay un montón de ejemplos, pero yo entendiendo bien poco de política, de planificación, de gestión y evaluación de proyectos, tomaré dos, las dos que más me afectan en este momento y les contaré como a partir de hechos reales, y desde mi sesgadísima y limitada percepción personal, los considero buenos o malos, según si han mejorado o empeorado mi calidad de vida.
Para mí el Centro Cultural Palacio La Moneda ha sido lo bueno, y el Transatado, perdón Transantiago ha sido lo malo.
Los dos son proyectos más o menos nuevos, y hay que darles tiempo para que se desarrollen, pero el transantiago ya me tiene media sacada de quicio, y eso que tenía hartas esperanzas puestas en él, por que vivo en providencia y trabajo en huechuraba, y la distancia es abismante.

Ejemplo de cómo el transantiago ha empeorado mi calidad de vida.
Ayer en la tarde cometí la imprudencia de tomar una transantiago, que excepcionalmente pasaba por la esquina (milagro!), en vez que esperar una micro amarilla convencional.
Pésima decisión.
Llevaba mis moneditas así que no fue tanto atado pagar, pero antes tuve que esperar a que uno a uno pagaran muy lentamente todos los que estaban antes que yo, y mientras tanto el chofer se bancaba los bocinazos de los autos que estaban atrás, ya que no podía partir hasta que todos subieran para cerrar la puerta. Además los boletos se atascaban en la máquina y la mayoría de los pasajeros le reclamaba con palabras por decir lo menos muy poco amigables, como “puta la huéa, esta mierda no da ni boleto”. El chofer contaba hasta diez y decía, está más arriba, espere un segundo, sáquelo, etc. Nada que hacer, todos seguían insultándolo a diestra y siniestra. El chofer estaba rojo de rabia, pero se comió toda su ira y liberó el torniquete de la máquina agregando “Ya pasen así no más”.
El mismo show y la consiguiente pérdida de tiempo y confirmación de que el servicio no funciona se repitió en cada esquina que había un paradero.
Conclusión, además que el recorrido fue mucho más lento, todos llegamos más tarde a las casas, y si el chofer no se consigue otro trabajo pronto, tendrá colon irritable de aquí a máximo tres meses seguro.
Además los asientos muuuuy duros, y la mayoría dados vuelta para “aprovechar mejor el espacio”, lo que sumado a la velocidad lenta y los frenasos, y los reclamos múltiples de todos, te asegura un dolor de cabeza que te lo encargo.
Todo esto suponiendo que la micro blanca pase antes de una hora, cosa que no es seguro. Yo he estado al borde de las lágrimas esperándola y he visto a gente llorando de verdad por esto. Por suerte las amarillas igual todavía existen, aunque las siguen sacando y sacando y no sé que irá a pasar después. Sé que son más inseguras, que contaminan más (y este es un gran tema, desde acá hoy no veo el san Cristóbal), pero después de un largo día de trabajo te permiten llegar antes a casa, y esto es impagable.

Ejemplo de cómo el Centro Cultural Palacio La Moneda ha mejorado mi calidad de vida, y lo seguirá haciendo.
Acá en realidad, y para ponerle color, no me basta con un ejemplo sino que tengo 2.
- Me permite acceder a exposiciones de arte que alegran mi alma, como México del cuerpo al cosmos, con piezas arqueológicas de una gran belleza, con miles de símbolos para intentar entender, pero sobre todo para maravillarse. La reiteración de imágenes como el espiral (el origen de la vida), la dualidad anciano-niño, hombre-mujer, etc. Igual acá yo rayo un montón por que tengo una fijación con los MAYAS. A propósito si les interesa el tema lean el POP WUJ (versión más correcta y cercana al original del mito histórico Ki-ché, mundialmente conocido como Popol- Vuh) y El Factor Maya de Argüelles. Me pegué con los mayas, para variar, pero más allá de esta exposición puntual el espacio es precioso y amplio, y promete tener siempre exposiciones de gran calidad como esta. Ahhh, además hay un espacio permanente dedicado a la artesanía chilena (pero artesanía de verdad, inspirada en nuestros pueblos originarios).
- Me permite acceder a nuestro patrimonio cinematográfico y audiovisual nacional a través de la CINETECA NACIONAL. Qué mejor para alguien que ama el cine, saber que está ahí nuestro archivo, nuestra memoria, y que podemos acercarnos a él cuando queramos. Además la sala de cine de la Cineteca está súper buena y no sólo hacen ciclos de cine chileno, sino que además están constantemente haciendo ciclos con los clásicos del mundo. Una belleza.
Además la Cineteca, tiene proyectos formativos como talleres y seminarios, y esto es lo que más me gusta, por que postulé al Taller de Guión de Cine, que dictará el Dramaturgo Benjamín Galemiri, a partir de la próxima semana hasta Septiembre y quedé!, estoy demasiado, demasiado contenta por eso. Además el taller es gratis ¿Qué mejor?

En la vida siempre hay de todo, cosas buenas y malas, las buenas hay que saber verlas por que a veces pasan piolita si uno tiene tendencia a ver sólo lo malo (una actitud muy chilena creo yo). Lo mismo pasa con nuestra ciudad, y hoy que ando positiva, prefiero quedarme con lo bueno, ahhh y ojalá el transantiago mejore, así quizás no me demore 1:30 hrs en llegar a mi lugar de trabajo. A todo esto igual estaría bueno encontrarme un trabajo en provi, en eso ando enviando y enviando CV´S. ¿Algún datito?

abril 27, 2006

Para los cinéfilos del futuro 5


Sigo con mi ejercicio de arqueología cinéfila, desempolvando alguna película que vi hace un par de años. Esta creo que la vi el 2004, Dogville de Lars Von Trier, (a quién admiro mucho a excepción de Los idiotas).
Releyendo este texto antes de publicarlo, me doy cuenta que ya no coincido con algunos de mis planteamientos de ese entonces, pero no puedo alterar mi propia muestra, la pieza arqueológica encontrada en el pc, así que aquí va, y aunque reitero que difiero de algunas de las cosas que dije en ese momento, está interesante, “pensante”.

DOGVILLE
Pensar. No emocionarse


Dogville, una película que me sugiere la siguiente pregunta: ¿Qué es más importante, el contenido o el recipiente?, ¿El fluido, o la forma?.
Modestamente, no pretendo responder con certeza a esta pregunta, que ha sido formulada en muchas ocasiones, tanto por filósofos como por dramaturgos, sin llegar a una conclusión definitiva. Sin embargo voy a hacer un intento.
Empecemos por el argumento: Una hermosa mujer fugitiva llega a un pueblo, donde es “misericordiosamente” acogida, ocultada y protegida por sus habitantes, que pronto, sin embargo se encargarán de cobrarle el favor y se mostrarán como realmente son, con toda su perversión.
Esta línea argumental es la excusa para mostrar un contenido aterrador: vivimos en un sistema donde las relaciones humanas, amistades y afectos, se ven, necesariamente reducidas a transacciones comerciales, de las que todos pretendemos obtener el mayor provecho.
Con semejante contenido, es para pensar que poco importa la forma en que se entregue. Sin embargo, en Dogville la forma es determinante. Sobre todo, si consideramos que su director, Lars Von Trier, en sus películas anteriores tuvo una búsqueda obsesiva con las formas (o antiformas, si se prefiere).
En Los Idiotas, Lars Von Trier, amparado bajo el sello DOGMA buscó despojar a su cine, de todos los recursos técnicos, formales y narrativos que inducieran a engaño. No quería exponer a sus espectadores ante una ilusión, la ilusión de las emociones. Consideraba necesario, dejar de lado los convencionalismos, y intentar extraer la verdad y pureza de sus personajes e historias.
Pues bien, en Dogville, este director se vale de todos los convencionalismos que antes rechazó (realizar el rodaje en un interior artificial o set, producir sonidos separados de las imágenes, usar cámaras sobre soportes mecánicos, usar iluminación especial y filtros, usar cambios temporales, etc.), pero lo hace evidenciando la presencia de estos recursos.
Es decir, Lars Von Trier, se permite el artificio, por que al hacer partícipe al espectador de éste, no lo está engañando. Y por el contrario, lo está incorporando al cine (o arte) como un mecanismo o proceso para develar las relaciones humanas. En esto del arte como mecanismo, Dogville, me recordó en muchos momentos al teatro de Bertolt Brecht, que buscaba un aprendizaje del público a través de la distanciamiento o alienación.
En Dogville, la evidencia del set, los sonidos de puertas físicamente inexistentes, la narración separada en capítulos, los caminos que no llevan a ninguna parte, etc. Son lo mismo que los aparte y las máscaras de la dramaturgia de Brecht; son formas de evitar que el espectador se identifique con los personajes de la escena, reduciendo su respuesta emocional y obligándolo a pensar.
Este ejercicio o exploración llevado al cine, es intelectualmente muy elaborado, y logra su objetivo del distanciamiento para la reflexión, se podría decir que es brillante. Sin embargo la reducción de la potente carga emocional que esconde un tema tan fuerte, como el tratado en esta película, la aleja de lo que yo busco en el cine: una afinidad emocional, difícil de definir, pero fácilmente reconocible, sensible.
Lo sé, es muy vanidoso de mi parte, evaluar una película tan bien pensada y elaborada, guiándome por un criterio basado en necesidades personales. Pero para ser honesta, creo que esto es lo que hago todo el tiempo, y creo no ser la única.
Obviamente, esta honestidad y naturalidad, no es más que un disfraz sutil, para esconder mi propia perversidad. ¿Cuántas veces sin siquiera advertirlo, no habré traicionado a alguien que confió en mí?, ¿Cuántas veces no habré cobrado un afecto?, ¿Cuántas veces no habré sido sincera?, ¿Cuántas veces no habré buscado obtener provecho de otro ser humano?.
La respuesta a todas estas preguntas es invariablemente sólo una: Innumerables veces. Probablemente no con el descaro y la mala intención de los personajes de Dogville, pero toda obra de arte tiende a exagerar un poco para convertirse en ejemplo. Habría que ver mis incertidumbres, miedos, ansiedades, en fin mi aislamiento, presentados violentamente adentro de un set. Probablemente también sería algo escalofriante.
Releyendo este texto, observo que para sintonizar obsesivamente con Dogville (rayar con la película), sólo me faltó un momento de emoción descontrolado. Tal vez esto se deba a que todos sus personajes, con lo miserables que son, parecen falsos, neutrales. Creo que en algún momento de la película, y en un arranque de vanidad y exageración extremas, estuve a punto de identificarme en algunos rasgos de la estoica Grace, mujer valiente y rebelde en su particular manera. Sin embargo todo el encanto de esta heroína, desaparece cuando se empieza a advertir, que su huída está motivada por su rico y jerárquico padre. Entonces todo su proceso de purgación y liberación se desvanecen, se descubre a la niña rica que escapa de su destino de ejercer el poder, a la niña que quiere ser común, en fin a la niña que necesariamente tendrá que ser despótica y destruir a todos quienes la torturaron lentamente. El texto pronunciado por Grace: “Decidí que el mundo estaría mejor sin un lugar como Dogville”, es tiránico, es como para ser pronunciado por dios. Lástima que un mundo sin un lugar como Dogville, sea impensable, el mundo entero es Dogvile, con su falsedad y sus mezquindades.
Tal vez, no sea malo no emocionarse con una película, no si te hace pensar en todas estas cosas durante muchísimas horas.

abril 25, 2006

El Asceta del Bosque

“La vida de Siddharta seguía estando presidida por tres cosas: pensar, esperar y ayunar;. todavía la gente del mundo, los seres humanos le eran extraños, igual que él lo era para los demás.”

Cuando yo tenía quince años, conocí a un auténtico Asceta del Bosque que bajó a la ciudad y se perdió en ella. Como no sabía hacer nada más que pensar, esperar y ayunar se dedicó a ser profesor de filosofía, ahí fue cuando lo conocí, cuando fue mi maestro de filosofía en el colegio.
No vayan a creer que era un profesor de filosofía tradicional, y aunque sí nos hacía leer a los clásicos, su verdadera misión fue la de despertar nuestra dormida alma de adolescentes acomodados, para hacer algo más significativo con ella.
Recuerdo que nos hizo leer Siddharta de Herman Hesse, y aunque me sorprendieron muchas cosas de este texto, yo estaba muy irritada de “saber” que Siddharta buscaba y buscaba, y al final según yo no había encontrado nada. En una interrogación oral acerca del texto, que más pareció una sesión de psicoanálisis o un rito iniciático, El Asceta me dio las claves para comprender el texto y para salirme de mi obstinada percepción literal y práctica de él.
No les voy a plantear la lectura que yo hago de ese texto, ya que cada uno puede hacer la propia (y esa es la gracia) pero sí les diré que me impactaron dos aspectos, uno de los cuales me hace mucho ruido ahora.
El primer aspecto fue una imagen: cuando a Siddharta en el río se le despliegan como imágenes fulminantes y sucesivas todas las etapas de su vida, en una secuencia alucinante.
El segundo aspecto fue la capacidad de Siddharta de esperar, tal como dice en el fragmento que cité arriba, el sabía pensar esperar y ayunar.
Quiero detenerme en este punto por que creo que todos debiéramos tener desarrolladas estas tres capacidades. Pensar todos lo hacemos, en mayor o menor medida y en diferentes estados de conciencia. Ayunar, si uno realmente se lo propone también se puede hacer, al menos durante un par de días. Pero ESPERAR me parece que es lo más difícil que existe, es decir en determinadas circunstancias, muchas veces, estamos obligados a esperar, pero no sabemos (o al menos yo no sé, agrego el plural para no sentirme tan sola en esto) hacerlo con calma y armonía.
Cuando yo ESPERO me DESESPERO, me baja el aburrimiento y la ansiedad, terrible angustiante. Creo que un poco de eso hubo en mi fomingo pasado, y por eso preferí dormir, dormir y dormir, para no darme cuenta de mi DESESPERACIÓN.
En estos días estoy esperando el resultado de tres postulaciones:

1. Taller de Guión Cinematográfico en la Cineteca Nacional
2. Fondo Nacional del libro, creación, novela
3. Propuestas de diseño para el CowParade 2006

La primera postulación debiera definirse este jueves, la segunda “por mayo” aunque no me especificaron la fecha, la tercera el 29 de Mayo.
Así que ahí estoy, este será un mes de espera, y yo que no sé esperar ando bastante maniada.

Lo bueno de todo esto y de mi desesperada espera es que me acordé de:
- Siddharta.
- Herman Hesse.
- De los increíbles “Demian” y “El lobo estepario”, mucho mejores que Siddharta en mi opinión.
- Que el Álex nunca me devolvió “El lobo estepario” aunque sí el “Ré” de los Café Tacuba.
- El montaje precioso que en el Teatro de la UC, hicieron hace años de Siddharta (con río y todo)
- El mal logrado montaje y adaptación “moderna” que hicieron en el Teatro de la UC, creo que el año pasado de Demian

La mente es así, no puede parar de hacer asociaciones, sin embargo lo mejor de esta espera, por sobre todo lo demás, es que me recordó al asceta del Bosque que conocí a los quince años, filósofo incomprendido que nos hablaba del alma, de los sueños, de la vigilia, de la percepción, y de tantas otras cosas importantes que se pierden en la máquina de la producción y la convención del “tiempo”.
Gracias Asceta, hasta mantras me hiciste cantar.

abril 23, 2006

Fomingo

Intenté que este domingo no fuera fomingo, y en mi intento tuve una partida de caballo inglés, pero claro, para completar el dicho … la llegada fue de burro.

Como casi todos los mortales que habitamos Santiago, trabajo toda la semana en una jornada laboral más extensa de lo necesario, sobrevivo a los tacos y las combinaciones del metro con una buena dosis de música y libros para el trayecto, y llego arrastrando al día jueves y pensando: “Por fin mañana es viernes”. El viernes se me hace eterno y por fin me gano mis preciados días sábado y domingo, que son los únicos dos días que siento que son realmente para mí.

El sábado se pasa siempre tan rápido, en la mañana hacer el aseo del dpto., pero en serio y con cuática, no como el resto de la semana. Así se pasa la mitad del día, después ir a nadar como a la hora de almuerzo para que la piscina no esté tan llena. Lo mismo debe haber pensado un actor de TVN que andaba como a esa hora nadando en provi, y que todos muy huasamente observábamos con persistencia, como si se tratara de un alien, sólo por que sale en la tele, ¿qué nos pasa?, pobre hombre, se fue al poco rato.
La tarde pasarla con mi hermano chico quién siempre reclama, por que le dedico más tiempo a mis amigos, y en cierta medida tiene razón. Pero esta tarde de sábado la pasamos juntos y estuvo genial.

Lo normal para un sábado en la noche sería ir a algún carretito, pero ando tan FOME (ya se veía venir el fomingo) que hace rato, en realidad mucho rato, que tengo cero ganas de ir a un carrete, y estoy hablando de meses, capaz que hasta de un año completo. La pobre Anja ya se cansó de tratar de convencerme, creo que desde una vez que nos juntamos con otra amiga, con la idea de tomarnos un trago y echar la talla, y cuando al poco rato caché que en realidad la idea era partir a un carrete arrugué en el instante y tras un rato de insistencias de ellas y mi obstinada negación, me pasaron a dejar en auto, las tres íbamos súper calladas, incómodo.
El viernes pasó algo parecido, me junté con dos amigas de la U, siempre las veo, pero por una cosa u otra es difícil coordinar y que nos veamos las tres simultáneamente, por lo general llega una y otra no, a veces arrugo yo, y siempre así. Este viernes coincidió todo perfecto, y llegamos las tres, ¡qué emoción!, iba todo re bien, hasta que se les ocurrió ir a carretear a la Blondie, por que había un especial de Morrisey. No tengo nada en contra de la Blondie, es más recuerdo haber ido alguna vez (muy atrás en la línea del tiempo) a un especial de Pulp y haberlo pasado increíble, por que me encana pulp, por que me encontré con Truman (Mauricio Riveros) quién está loco, me cae la raja y no veía desde los oscuros pero a la vez entretenidos tiempos de Vía-X, además en otro ambiente estaban los Difuntos Correa tocando enajenados y el público súper prendido, en fin un carrete excelente, excepto por que la piscola me la sirvieron en un vaso de plástico.

Bueno, volviendo al presente, mis amigas el viernes insistían e insistían. Yo andaba sin plata, es cierto, pero cuando uno de verdad quiere carretear ese no es problema. Una de mis amigas estaba picadísima, nunca la había visto así. Total que no fui, no salía ningún lado, lo mismo pasó el sábado, que ni siquiera me planteé la posibilidad de ir a un carrete, o sea ni siquiera vi un poco de tele o leí algo, los dos días directo al sobre.

Venía el domingo, y de verdad pretendía que no fuera fomingo. Le tengo pánico a los fomingos, por que me acuerdo que cuando chica, mis papás dormían siesta toda la tarde, y debíamos permanecer en el silencio más absoluto si no queríamos ganarnos una buena puteada. Las horas pasaban tan lentas … igual con mis hermanos hacíamos juegos de mímica y tratábamos de adivinar entremedio de risas, que debían ser mudas.

Hoy no quería que el domingo fuera fomingo, y por lo mismo con la Dani nos propusimos ir al San Cristóbal como antes (claro que puro caminado por que ya no nos da para trotar), lo pasamos bien, siempre hay tanto que conversar, pero íbamos para la cagá, desde el minuto uno yo ya me estaba imaginando el paradero de micro, que decir de la tortura que fue subir los últimos escalones, antes de llegar a la cima donde está la Virgen. Por lo general íbamos todos los domingos, pero cada vez estamos más chacreadas. Me encanta ir al cerro, no se por qué hasta me han preguntado si es una manda o algo así, y de verdad que no, es sólo el gusto de estar en contacto con la naturaleza, y sentir que hago algo para mejorar mi deplorable estado físico. Eso debe haber percibido un tata que sube siempre, en bici y por lo menos unas tres veces, por que nos preguntó, ¿ya pues, cuando empiezan a venir en bici?, … uff gracias por el aliento, pero si alguna vez vuelvo a trotar en vez que caminar, voy a gritar ¡Prueba superada! (já, como en el juego de la oca, ¿se acuerdan de ese programa?.

La idea después del cerro era almorzar con mis papás, ver un dvd con ellos, llamar a la Anja e ir a verla (por que al final casi siempre es ella quién me llama y me da lata ser tan charcha en este sentido), y después incluso ir a la cineteca a ver Metrópolis de Fritz Lang, película que me voló la cabeza hace quince años (cómo pasa el tiempo).
Nada de eso ocurrió y mi domingo se transformó en el temido fomingo de antaño. Después del cerro quedé molida, literalmente molida, la micro se desvió del camino por reparaciones en Larraín y tuve que caminar, así toda machucada el doble para llegar a la casa de mis padres, almorcé con ellos y me dormí una siesta, barsamente en el living de la casa, por que ni siquiera me dio como para subir las escaleras y acostarme en una de las camas del segundo piso. Volví rápido a mi departamento donde seguí durmiendo con la idea de despertarme pronto y llamar a la Anja. Bueno, ¡me desperté recién!, y me da lata por que si bien siento que descansé, y me hacía alta falta, si uno tiene solo dos días libres a la semana, no puede pasarse casi uno completo durmiendo.

¿Por qué ando tan FOME por la vida?

Creo que ni siquiera vale la pena reiterar la pregunta, tal vez ya es tiempo de que empiece a hacer algo ...

abril 22, 2006

El vampiro bajo el sol

Ayer después de repasar la película “Morir un poco” escribiendo acerca de ella, me quedé un poco pegada con sus temas, con las frustraciones, con el consumismo, con la necesidad de acceder a ciertas cosas.

Particularmente ahora no me siento así, pero he tenido mis épocas en que sí he estado esclavizada de las tarjetas de multitienda o de los cortes de pelo para sacarme las penas, puede sonar hasta un poco gracioso, pero es triste.
Pensando en eso me acordé de la canción “Coche Viejo” de “Os Paralamas Do Sucesso”, y con ella pasa más o menos lo mismo, sobre todo con su clip, uno puede reírse, pero en el fondo es bien triste.
Al acordarme de esta canción, me acordé de lo buenísimos que son los Paralamas, y me acordé que en algún rincón de mi casa debía tener un disco de ellos, uno color salmón con unas “runas” o iconografía no sé de que origen en negro. En realidad el trabajo gráfico del polímero es bien lindo, para qué decir cómo es el trabajo musical que contiene adentro: INCREIBLE.

Sé que yo soy alaraca, y que por lo general o amo u odio, pero en este caso mi amor por este disco, no es ninguna exageración. No sé como se llama, por que en rigor no es mío, y cuando llegó a mis manos venía así sin caja, el polímero solito, sin título, nada. En este caso el nombre no importa, por que lo que importa es su contenido y que azarosamente, o de patuda en realidad, haya llegado a mis manos. A mí me lo prestó mi hermano, y a él una amiga, y a ella otro amigo, y así hacia atrás. Pucha que tenemos malas costumbres los chilenos. Creo en todo caso que en la cadena nadie tenía la mala intención de no devolverlo, si no simplemente que el tiempo pasa, y uno deja de frecuentar a ciertas personas, y total uno también ha sido gil y a prestado discos, en fin.
Fue muy rico reencontrarme con este disco, me gustan todos sus temas, pero ahora me llegó una en especial, “El Vampiro Bajo El Sol”, que según entiendo escribió Herbert Vianna, y musicalizó Fito Páez. Es una canción preciosa, que habla de caídas, pero es bien esperanzadora, para mí es como valorar todos los procesos que uno ha vivido, y con eso, que nos ha cambiado, ahora transformados, tener la fuerza de seguir adelante.

Escuchándola me acordé de una amiga que me viene a ver dentro de un rato. Ella tiene 26 años y se está rehabilitando de una adicción bien fuerte que tuvo. No quiero contar mucho por que la historia es de ella, pero me parece importante decir cuán orgullosa estoy de ella, de su fortaleza y su valentía por enfrentar su problema, de la magia que está redescubriendo en esta vida y sobretodo de lo contenta que estoy de que esté de vuelta entre nosotros. Por que antes de empezar a rehabilitarse, estaba, pero era como si no estuviera, estaba en una frecuencia diferente que sus amigos, e incluso en una frecuencia diferente que ella misma. Todo este largo proceso lo ha hecho con mucho esfuerzo, convicción y voluntad, y tengo la certeza que va a seguir así hasta estar totalmente bien, y eso me causa una alegría inmensa.
Felicitaciones, por que la has peleado, y por que te la puedes, a pesar de que muchos en algún momento creímos muy erróneamente y muy desde afuera "nunca cambiarás!", como dice la letra de esta canción.
Acá los dejo con la letra de la canción, por que alguna vez, por diferentes motivos, y en mayor o menor medida, todos hemos sido vampiros bajo el sol.

El Vampiro Bajo El Sol
Ya se hizo noché, sé que debo hacer
Tengo mis cortes bajo una nueva piel
Los que me siguen no me alcanzarán
Hasta el amanecer

Ya tuve todo, hoy tengo "la sed"
Probé de todo al menos una vez
Y aunque me digan " nunca cambiarás!"
Yo ya no soy el mismo que ayer

Dejé al miedo, la sombra del dolor
Dejé mi nueva piel quemarse bajo el sol
Dejé a los que dicen que nada va a cambiar
Y algo ya se cambió
Acá dentro en mi
Las luces de mi vida mortal
Acá dentro en mi
Las luces de un día normal
en mi eternidad

abril 21, 2006

Para los cinéfilos del futuro 4


¡ATENCIÓN CINÉFILOS!
HOY: Arqueología pura ¡No se lo pierdan!

Estoy media atrasada con la versión de esta semana de “Para los cinéfilos del futuro”. Por lo general va los jueves en el blog, y recupero un archivo con las impresiones y reflexiones que me provocó hace un par de años alguna película que vi en ese entonces, para dejar un rastro, en un intento ingenuo de reforzar la memoria y evitar el desvanecimiento.
Ya estamos a viernes y todavía no publico nada. Es que hoy es un caso especial, me he demorado más por que no voy a hablar de una película que vi hace uno año o dos, voy a hablar de una película que vi el domingo pasado, y que todavía estoy procesando.
¿Por qué entonces “Arqueología Pura”?.
Por que si bien yo la vi el domingo pasado, la cinta es de 1966, y después de años de desaparición volvió a ver la luz hace poquito en la Cineteca Nacional.
Esto es …

Morir un poco, la historia del hombre común

Álvaro Covacevich (cineasta) conoció en 1963 a Luis Olivos en Cartagena, un obrero, el hombre común que sería el protagonista de su película “Morir un poco”.
Ese mismo año empezó la realización de la película, con muy, muy, muy pocos recursos y sin la intervención de actores profesionales. Estuvo lista en 1966, fue presentada a festivales de cine y estrenada en 3 salas nacionales, donde se mantuvo en cartelera durante varios meses.
En 1973, tras el golpe militar y los horrores que todos conocemos (o al menos debiéramos conocer y lamentar profundamente), desaparecieron casi todas sus copias, al igual que una parte importante de nuestro patrimonio fílmico nacional.
Álvaro Covacevich nunca se conformó con la desaparición de su película, e inició una larga y frenética campaña por recuperar al menos una copia. Puso avisos en los diarios, rastreó por los festivales en donde la había presentado, hasta que hace muy poco (Diciembre de 2005) apareció una copia en Leipzig, Alemania, en donde había sido presentada a su festival en 1966.

Bueno, todo esto para que además de la felicidad se su autor por el reencuentro con su obra, nosotros los cinéfilos que aún no existíamos en el 66 la pudiéramos ver.

Esta vez cometeré concientemente el pecado de contar algunas partes de la película, por que me parece absolutamente necesario.
En todo caso, creo que en esta película no importa tanto el argumento, si no cómo se relata, así que mi crimen no es tan grave.

Sobre negro se sobre imprime un texto, en el que se habla de la vida que lleva actualmente el hombre común, de las frustraciones que vive producto de estar inserto en una sociedad de consumo, que lo expone a la angustia y la presión de acceder a cosas que están muy lejanas. Agrega, que en estas condiciones no es raro que los muertos vivan mejor que los vivos, y sigue con otras cosas que no alcancé a leer enteras.

Las primeras imágenes corresponden a un risueño y despreocupado niñito desnudo (filmado en blanco y negro, al igual que la mayoría de la película), que juega con un globo recorriendo un piso de loza tipo ajedrez. Al niñito se le revienta el globo que cae sobre el piso, y en un lindo y estudiado encuadre del piso (cuadriculado blanco/negro), se escriben los créditos de inicio de la película, que me perecen notables. Aparecen escritos los personajes que son los siguientes:

El hombre común
Lugares públicos
Las cosas
La angustia

Sólo con este detalle, que me pareció muy bonito y original, uno ya se puede hacer una idea bastante clara de cuál será el tono de la película, que en el fondo es un seguimiento a un hombre común que deambula por las calles, de ida y vuelta al trabajo, mirando en las vitrinas un mundo de consumo al cual nunca podrá acceder.

Lo vemos en su trabajo en el banco, tras las rejas de la caja, y paralelamente se muestra a un pájaro enjaulado. Se que la comparación es bastante obvia y reiterada, pero no por eso no me conmovió, todo lo contrario. Ya que este es un tema, que como habrán leído en mis otras entradas es algo así como uno de mis leitmotivs.

En este seguimiento, en una de las vitrinas que observa el hombre común, hay imágenes de destinos lejanos acompañados de la leyenda “Viaje y sea feliz”. Da risa esto, ¿por qué?, por que si bien la redacción publicitaria de antaño era más explícita y directa, todavía hoy no siguen vendiendo la misma idea, pero exacerbada y disimulada con superproducciones que tragamos sin cuestionamientos en la televisión, en la vía pública, y en cualquier lado hacia adonde se dirija nuestra vista. La idea sigue siendo la misma, compre y sea feliz, consuma y sea feliz: la única alternativa que nos ofrecen para escapar al vacío que paradójicamente llena nuestras vidas.

El hombre común lee la prensa de la época, y entre otras noticias lee que los habitantes del cerro negro amenazan con tomarse el cementerio (y entonces nos vuelve a la cabeza la idea enunciada al principio, que no es raro que los muertos vivan mejor que los vivos).
Vemos al hombre común paseándose por el marginal cerro, observando a sus habitantes, a sus niños que juegan y bailan en medio de los desperdicios con los que conviven. Paralelamente se ve el cementerio, donde están las escandalosamente suntuosas propiedades que habitan los muertos. Acá es imposible no recordar al escritor catalán Pere Calders, y su relato “Aquí descansa Nevares”, en que un grupo de pobladores hace justicia por su derecho a vivienda digna, y se toma el cementerio, para acondicionar en los lujosos mausoleos sus nuevos hogares. El escritor armó este relato a partir de vivencias experimentadas en México, pero podemos ver que en Chile pasaba y pasa todavía lo mismo. Esta es la realidad latinoamericana, aunque ahora la disfracemos y escondamos con tratados de libre comercio, y con la proliferación de las tecnologías de la comunicación.

Después vemos al hombre común en su viaje anual a la playa (viaje que hacen todos los comunes juntos, colgando del tren). El viaje y una fugaz salida nocturna son su única entretención, y evasión de la rutina.

En la playa, las diferencias sociales se acentúan, vemos la playa de los comunes, súper, requetecontra poblada, los comunes comiendo en la arena, nadando y chapoteando, en un desordenado pero espontáneo momento de esparcimiento.
En la otra playa, vemos a personas distinguidas, a mujeres caderonas, pero acinturadas, que se pasean contoneándose sensualmente delante de sus galanes. Estas sofisticadas imágenes son las únicas de toda la película, que vemos en color.

Después volvemos al blanco y negro. Después del paseo a la playa, y del carrete nocturno, el hombre común vuelve a su rutina, y a un poco común y elegantísimo parque en donde todo está prohibido. Aquí lo vemos caminar, reflexivo, incluso triste, leyendo las prohibiciones:

Prohibido tocar las flores
Prohibido pisar el césped
Prohibido entrar a la pileta etc.

El hombre común en una inocente rebeldía, hace con una pasión e inconformidad que hasta ahora no le habíamos visto todo lo que le prohíben. Toca las flores, las destroza, camina pesadamente sobre el pasto, se arrastra, entra a la pileta y se sumerge en la cascada de agua, con un ímpetu inigualable. Como contestando a las prohibiciones con una de las más célebres consignas surrealistas: PROHIBIDO PROHIBIR.
Es un final cándido y hermoso, es el único final posible y válido, al que todos deberíamos llegar en algún minuto: REBELARSE.

Nada más que decir.
Cierro aquí, con unas palabras del autor acerca de su película:

"Todos los días, el hombre sale a la calle a morir un poco, en vez de salir a vivir. De la casa al trabajo, del trabajo a la casa. Y una vez al año, a la playa. Todos los días, la presión de las cosas, de los objetos: vea, vea, vea; compre, compre, compre; vaya, vaya... ¡Y eso está tan lejos, cada días más lejos! Al hombre, que va muriendo de a poco, sólo le queda una fútil rebelión".

abril 19, 2006

Scared to death

(mortalmente asustada, o espantada si se prefiere)

Scared to death, así se encontraba el doctor Alexander (psicoanalista), tras ver Un chien andalou, de Luis Buñuel, a quién le había ofrecido su ayuda para trabajar en una película acerca de la esquizofrenia. Tras ver Un chien andalou, el horrorizado psicoanalista le envía una carta a Buñuel, indicándole que está Scared to death con su trabajo, y que no le interesa saber nada más de él.

¿Qué tiene que ver esto conmigo?
¿Por qué lo pongo en el blog?

Mucho. Muy sencillo. Esta semana ando Embuñuelada, leyendo Mi último suspiro, la biografía de Luis Buñuel, que fue escrita con la ayuda de Jean Claude – Carriére, a quién el cineasta en largas tardes de conversaciones le fue hablando de su vida, para que él lo interpretara, pues admite “yo no soy hombre de letras”.
A la carta escrita por el psicoanalista Alexander, citada en Mi último suspiro, le robé la expresión Scared to death, por que hoy desperté así, mortalmente horrorizada, todo producto de una pesadilla espantosa que tuve.
Mi pesadilla de anoche, nada tiene que ver con mis pesadillas recurrentes, que son dignas de psicoanálisis.

Anoche no soñé con tormentosas imágenes del holocausto, ni con tsunamis de los que huyo, ni con niños que me piden ayuda para sobrevivir y a quienes yo se las niego previendo la falta de oxígeno, y los dejo morir en la calle.
En mi pesadilla tampoco hubo imágenes de miles de nichos vacíos (esperando a sus futuros habitantes), ni bloques de tierra rectangulares recién removidos de una perfecta superficie de pasto. Ninguna de esas imágenes que se reiteran en mis sueños (como en las alucinaciones de las urnas de Jhonny en El perseguidor) estuvieron anoche.
Nada de eso, mi pesadilla de anoche era mucho más cotidiana, y por lo mismo más aterradora. Consistía en lo siguiente:

Eran las 6:25 de la tarde, yo estaba apagando el computador del trabajo para irme a mi casa después de un largo día. En eso se acerca mi jefe, y me informa que debido a una emergencia, todos debemos quedarnos a trabajar hasta el amanecer. Yo con toda calma, y con un tono neutro inusual en mí, le respondo pausadamente que no puedo hacerlo, pues esto atenta con todo lo que yo considero fundamental en esta vida.
La imagen se empieza a oscurecer, fundido a negro, y cuando reaparece la imagen estoy frente al computador trabajando. Miro la hora en un reloj gigante que grita que son las 3:45 am, me he quedado toda la noche trabajando. Después me dirijo a casa llorando en un taxi, que la empresa no ha tenido la deferencia de pagar.

No puedo imaginar una pesadilla más horrorosa que esta, aunque tampoco creo que mi actual empleador sea así de desconsiderado, ni yo tan tonta como para aguantar semejante situación.

Después de mi traumática Edu Expirience, creo que jamás haría algo así. Cuando salí de ese trabajo, después de algún tiempo de cesantía encontré uno que era al parecer ideal: televisión mismo rubro, gráfica para el área de reportajes de canal 13, plata bastante bien, gente al parecer buena. No llevaba trabajando más que un par de días, cuando empiezan los rumores de que hay que trabajar los fines de semana, por las mismas lucas, y ni siquiera con canje por otros días libres, así de corrido, non stop. A mis compañeros les dije que esto para mí era inadmisible, y que si efectivamente llegaba a darse esa situación, había sido un gusto y que no contaran conmigo.
Corte a:
Día Viernes, providencia, exterior, día.
Yo caminando bajo la lluvia y llorando por las injusticias de esta sociedad, como en mi propia película melodramática.
Por supuesto que no fui a trabajar ese fin de semana, como el resto de mis compañeros, pero tampoco volví nunca más. Para un buen, exagerado, pero real final de película, llego a mi departamento, semi llorando, empapada y mi familia (que no vive conmigo, pero que me tenían una sorpresa), me espera con una celebración, Late Harvest incluido, por mi primera semana de pega.

Por si no lo advirtieron toda esta última parte de la narración, es parte de sucesos reales y no del sueño que contaba anteriormente.
Lo bueno de todas estas experiencias pasadas y de mis temores manifestados en los sueños, es que ya se que haría en mi vida y que no. Al menos laboralmente hablando.
También sé que el trabajo que hago actualmente, no es lo que quiero hacer el resto de mi existencia. Me di cuenta un poco tarde, pero pretendo hacer con mi vida algo más significativo que estar al servicio de la televisión y la publicidad, cosas en la que no creo para nada.

Como ya muchos saben, pretendo dedicarme a escribir, y actualmente estoy ahorrando plata para poder hacer durante el próximo año el post título de dramaturgia en la Universidad Católica. Paralelamente escribo todo lo que puedo, en el blog y en mi novela, en obras de teatro, y todo lo que se me ocurre.
Por lo mismo me he propuesto que este es el último año que trabajo gráfica animada y post producción de video en función de la publicidad o de otros proyectos en los que no creo.
Al respecto, mi alarmada hermana me pregunta ¿De qué vas a vivir?. Yo le respondo que durante el año pasado viví de trabajos esporádicos, de ahorros, de proyectos inestables pero lindos etc. No viví muy bien, en términos de plata, es cierto, pero viví.
Acá vuelvo otra vez a Buñuel, y a un texto de don Lope en la película Tristana, donde el personaje referente al trabajo asalariado y no vocacional dice lo siguiente:

- Pobres trabajadores. ¡Carnudos y apaleados! El trabajo es una maldición, Saturno. ¡Abajo el trabajo que se hace para ganarse la vida! Ese trabajo no dignifica, como dicen, no sirve más que para llenarles la panza a los cerdos que nos explotan. Por el contrario el trabajo que se hace por gusto, por vocación, ennoblece al hombre, todo el mundo debiera poder trabajar así. Mírame a mi: yo no trabajo. Y, ya lo ves, vivo. Vivo mal, pero vivo sin trabajar.

Magnífico Buñuel!
Magnífo sencillamente, con sus años negros, con sus amigos surrealistas, con sus períodos de cesantía, con sus incomprendidas, atacadas y luego elogiadas películas, con su amor al cine, pero sobre todo con sus CONVICCIONES.
Sigo definitivamente Embuñuelada, para rematar agrego algo que reflexiona él sobre toda belleza e ideal que uno persigue en la vida (en este caso mi intención de dedicarme a escribir).
Para que toda belleza sea tal, debe reunir tres atributos: Esperanza, lucha y conquista.

abril 16, 2006

Fin de semana y La Sagrada Familia

El fin de semana que recién pasó, fue excelente.
El viernes almorcé con una amiga, su ex “marido” y la hija de ambos, quién con su espontaneidad nos transportó a los tres a la añorada infancia, y nos sometimos a las instrucciones de la niña quién organizaba y dirigía el juego, que consistía básicamente e cantar y bailar con todas las energías posibles y dejando de lado todas la inhibiciones, cualquier canción que ella pusiera al azar. Todo un poco loco, pero muy lindo y liberador.

El sábado, me junté a almorzar con dos amigas, ex compañeras de trabajo (oscuro lugar cuyo nombre no vale la pena decir).
A una de ellas no la veía hace tiempo, y fue una sorpresa muy grata, comprobar que la sintonía sigue siendo la misma … y además verla a ella en un momento de su vida muy importante, desprendiéndose del exitismo y exceso de profesionalismo neurótico, con el que todos hemos crecido, y el que nos han hecho creer, que es la única opción en la vida. Menos mal que hay otras opciones y gente que se está atreviendo a tomarlas!
En la noche fui a ver La Sagrada Familia, película que me conmovió profundamente (más abajo pego el mismo comentario que le dejé al director en su blog), y hoy a ver Morir un poco, película que comentaré más adelante, por ahora puedo decir que me emocionó su ingenua pero arrebatada protesta por las reglas e injusticias que nos han hecho tomar como correctas e inevitables.
¿Hace rato que nos estamos dando vuelta en lo mismo?
¡Que alivio saber que no soy sólo yo!

Por supuesto, que el domingo lo pasé con mi propia Sagrada Familia.

Acá viene lo que me pasó con La Sagrada Familia (la película). Igual quedan un montón de cosas fuera, pero estoy intentando ser más sintética (aunque me cuesta mucho), y no cometer el crimen de contar la película, cuando la comento, cosa que torpemente no puedo evitar.
En fin …

Este sábado fui a ver la Sagrada Familia, y fue realmente una ofrenda para mis sentimientos e inquietudes.
Salí de la sala conmovida, y con una extraña sensación de tristeza, nostalgia y alegría mezcladas.
En fin, sobrecogida.
Fui con una amiga y pasó harto rato antes de que cada una dijera algo, e intentáramos dilucidar que nos había pasado con la película. Viví ese mutismo e incomodidad, propio de las emociones ambivalentes, cuando algo te agarra fuerte y no sabes cómo expresarlo. Obviamente por que sentí retratada en gran medida a mi propia familia (a quienes partí a visitar al salir del cine).
Imposible no ver en la Madre, que limpia y organiza todo compulsivamente, a mi propia madre. O no ver en el Padre que con desesperación intenta llenar el vacío con palabras, palabras y más palabras, a mi propio padre.
Mi neurótica pero querida familia, se parece bastante a la Sagrada Familia de la película, que testarudamente sigue unida y respetando los ritos que la sustentan.
Me sentí muy acogida por el tono y el color de la película, que con esa suciedad intencional, le da una calidez, e incluso ternura diría yo, a ese ambiente en todo se está cayendo a pedazos.
Imposible no sentir nostalgia, del afecto tan puro, sincero e incondicional de Rita por Marcos. Imposible no recordar momentos ya lejanos, en que creo haber experimentado ese tipo de afecto. Imposible no experimentar cierta envidia de esos abrazos tan honestos, entre ellos, que son los abrazos más verdaderos que he visto en una película. (sin exagerar)
Salí media tristona del cine, debo admitirlo, pero todo matizado con momentos de mucha risa y alegría, como la estúpida pero bellísima espontaneidad tan bien retratada en ese carrete.
Además de las canciones “Lo mejor de ti” de Carlos Cabezas, y “Secreta Presencia”, de Javiera y Los imposibles que han sido importantes en mi vida.
En fin, todo en su justa medida, una conjunción de energías muy sutiles, pero a la vez muy potentes, como la imagen del humo del cigarrillo ascendiendo sinuosamente.

abril 14, 2006

Misterios de la fe

Siempre me pareció rara la semana santa, desde chica.
Recuerdo haber pasado alguna semana santa cuando muy niña en la casa de mis abuelos (especulo que mientras tanto mis padres andaban en un carrete no muy santo).
La casa de mis abuelos era inmesa, de hecho tenían acondicionado en el segundo piso, dos habitaciones que funcionaban como un departamentito, y el resto de la casa pasaba con las persianas cerradas, sin uso, a excepción de fechas especiales, en que se abría todo de par en par, para dar unas fiestas magníficas.
Hoy esa casa ya no existe, al menos no como yo la conocí en esa época, ahora es la sucursal de una corredora de propiedades, la pintaron con los horribles colores corporativos de la marca, además de intervenir de manera criminal la fachada, todo con el objetivo de "modernizarla". Pero bueno, esta no es una crítica urbana (aunque me encanta el tema, y en algún momento intentaré volver sobre esto).
El caso, es que durante esa semana santa, vivida con mis abuelos, recuerdo haberme aburrido mucho, mucho, de verdad como ostra, y eso que mi abuela era de lo más chora que hay.
Pero claro, ellos formados en una tradición católica bastante severa, vivían esos días especiales, como el momento intenso y significativo, que se supone debiera ser.
Estuvimos durante horas frente al televisor viendo "Jesús de Nazareth". Sí, la película de Franco Zefirelli, quién nos hizo crecer a todos con la imagen de un guapísimo Cristo (Robert Powell), que a pesar del calvario y sufrimiento conservaba una belleza resplandeciente. Supongo que del tedio que me causó en ese entonces semejante recreación e interpretación bíblica, me viene la aversión por la películas históricas y religiosas, aunque evidentemente como buena cinéfila no puedo desconocer el talento de Zefirelli, ni de Anthony Burguess a cargo del guión. (Que a todo esto es el autor de "La Naranja Mecánica" ... ¡ese sí que es contraste!).
Recuerdo también haber ido con mis abuelos, a un vía crucis en la iglesia que queda por la plaza Las Lilas (plaza donde hace poco desapareció un cine y construirán una mega torre, cosa que lamento profundamente). En el vía crucis, mis abuelos estaban de verdad emocionados, cosa que para mí era difícil de comprender, e incluso creo haber visto a mi abuela conmovida hasta las lágrimas mientras comulgaba. Misterios de la fe. Y es que la fe es un tema complejo, esa conexión con lo sagrado, la vivimos todos en algún momento, aunque sea por su ausencia.
Recuerdo que en otra etapa de mi infancia, antes de la primera comunión, tenía una convicción religiosa tan grande (desconozco de donde me venía) que más de algún domingo si mis padres se quedaban dormidos, yo me levantaba, vestía y me iba sola a la Parroquia de San Carlos Borromeo, que estaba próxima a mi casa. No faltaba nunca, y aunque no entendía bien el simbolismo de la liturgia, recuerdo que habían combinaciones de palabras que me estremecían.
No entendía la misa, pero me la sabía de memoria.
Hay varias partes del "guión" de la misa que todavía hoy (después de varios cuestionamientos sin respuesta acerca de la fe) me parecen notables. Sólo por citar el más potente: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme" Guauuu, ya se quisiera semejante diálogo el mejor dramaturgo.
Hay otras partes de la misa que con el tiempo, descubrí que yo las decía mal, por ejemplo "Es injusto y necesario", cuando en realidad el texto correcto es "Es justo y necesario". Quizás a qué lo asociaba, pero me parece mucho más dogmático y bello pensar en hacer algo que aunque sea injusto es necesario, el concepto de sacrificio, creo que algo tiene que ver.
Dentro de mis recuerdos infantiles asociados a la fe, me resulta imposible dejar de nombrar a mi profesor de religión del colegio, Mariano Malacchini, quien nos hablaba de los diez mandamientos, pero aterrizados a ejemplos cotidianos de nuestra realidad de niños. Más de algún apoderado del colegio, debe haber considerado "comunista" al Mariano (a pesar de que es o fue, no lo tengo muy claro, el gerente general de Benetton Chile), por que nos hablaba de la pobreza, la solidaridad, las injusticias sociales, y otros grandes temas.
Otro quién me planteó estos temas durante infancia fue mi papá, quién me decía "Yo soy protegido de don Jecho", y yo estuve durante un buen tiempo convencida que Don Jecho, era el dueño del negocio del almacén de la esquina, que proporcionaba algún tipo de protección (no sé por que motivo) a mi padre. Claro, no hacía la asociación de que Don Jecho era el mismísimo Jesús Cristo de las sagradas escrituras.
En la adolesencia las semanas santas las viví de otra manera, más de algún paseo a isla negra con compañeros de curso y un rarísimo retiro espiritual con el grupo scout. El retiro "espiritual" me merece particular atención por que aunque al final lo pasé bastante bien, siento que me timaron.
Yo no tenía muchas ganas de ir a ese retiro, pero lo hice por que tenía que hacerlo, todos iban y no veían por qué yo no, y no me dio la imaginación como para inventar una excusa convincente.
Así que partí, en busca de un misticismo perdido.
Fuimos a una casona junto al mar, con esos paisajes de postal, en los que de entre las nubes salen haces de luz y de verdad es como si dios te fuera a hablar, mientras estás sentada sobre las rocas.
Pero Dios no me habló, ni nada parecido.
Gran parte del retiro consistía en pequeñas introducciones a un tema específico, sobre el cual uno tenía que irse a meditar en forma individual. Durante esos períodos de "meditación", recuerdo claramente haber pensado puras leseras bastante hormonales propias de la edad tales como: "que rico está tal huevón, esta mina es una cuica insoportable, a qué hora se termina esta cosa fome, me voy a perder el mejor capítulo de la serie que veo en el cable, etc". Después de eso, cuando ya quedaban pocos minutos de reflexión, me armaba de un par de argumentos bastante serios, para compartir cn los demás, pura actuación y cinismo. Los veía a todos tan concentrados en sus roles religiosos, que pensaba que yo era la única desubicada. Muy grande fui mi sorpresa cuando la última noche del retiro los mayores nos vendaron los ojos y nos encaminaron en silencio hacia un galpón, donde ceremonisamente tuvimos que esperar a oscuras antes de entrar a establecer contacto con el milagro de la resurrección. Al entrar habían luces dando vueltas, propias de una disco de cuarta calaña, un equipo kenwood que sonaba fuertísimo con amplificación y todo, una pancarta que decía ¡Resucitó!, y unas chelas y copetes varios (que los jefes tomaban a escondidas para no compartir). Ahí bailamos como enajenados, como sólo se puede hacer a los 15, y lo pasamos realmente la raja, pero la conexión con lo sagrado, nunca la encontré.
Esta semana santa iré al cine, nadaré, me reuniré con amistades y trataré de aburrirme lo menos posible para no tener que ver la reiterada, fome y santa programación de la tele. Además descubrí recién que la única película que me interesaba ver "Alberto, ¿cuánto cuesta hacer un ojal?" la dieron anoche y me la perdí.
Ya no tengo la fe, que alguna vez tuve, pero sin duda creo que algo debe existir, si no, no habría ninguna magia. Así que mejor me voy, con las mismas preguntas y aburrimientos que al principio de esta entrada. Supongo que algún día cuando muera (la asociación fe, muerte es inevitable) me alejaré flotando, blanquísima en la niebla protectora, en busca de algún Dios o de la nada.
(Esto último es una cita a Benedetti, y su relato "Fantasmas" del libro "La vida, ese paréntesis")

abril 13, 2006

Para los cinéfilos del futuro 3

Sigo con mi ejercicio de arqueología cinéfila, desempolvando películas que me conmovieron hace un par de años, descubriendo qué me causaron entonces, e intentando dejar un testimonio para los cinéfilos del futuro.
La semana pasada una amiga me decía que no leyó el “para los cinéfilos” anterior, pues esa película no la había visto, y aunque esa es un poco la idea, estoy segura que esta si la vio.
Puras películas de afuera hasta ahora, será que en esa época (já! recién el 2004 y suena tan lejos) o había pocas chilenas, o yo no pagaba mi entrada para ver películas nacionales. De todas maneras la próxima semana en un proceso de arqueología pura, estará aquí “Morir un poco” de Álvaro Covacevich, película que estuvo perdida durante años (desde el 73), y que ahora su director encontró en alemania y es un testimonio (cápsula de tiempo) de ese entonces. Pero eso la próxima semana, por que recién iré a verla este fin de semana largo a la Cineteca Nacional.
Ahora una película que habla de un tema muuuuuy universal: La relación con el padre. El Gran Pez, dirigida por Tim Burton.

EL GRAN PEZ
Contar historias: el veneno que sana


Al entrar a una sala de cine, por lo general, trato de hacer el ejercicio de dejar fuera de mi cabeza cualquier referente previo, y de congelar las emociones preconcebidas. ¿Para qué? Para evitar hacer uso de esa extraña facultad con la que los seres humanos tendemos a distinguir lo bueno de lo malo, y lo falso de lo verdadero instantáneamente o “a primera vista”.
Debo admitir que en el caso de “El Gran Pez”, me fue imposible practicar este ejercicio, ya que entré a la sala con un prejuicio positivo. Iba a ver la nueva película de Tim Burton. Sentía una gran curiosidad por saber cómo este autor - constructor de mundo, una vez más, iba a maravillarme iluminando una historia que ya conocía.
En este caso, la historia que ya conocía era nada menos que la relación padre – hijo, tema que nos toca profundamente a todos por que, al final, gran parte de la vida consiste en una insurrección frente al padre (presente, oculto, sublimado, etc).
En el “Gran Pez”, se exploran las etapas de esta relación a través de un doble viaje. El viaje que hace Will Bloom, hacia el reconocimiento y reconciliación con su padre; y el viaje de Edward Bloom, (el padre y viajero por excelencia) en un recorrido por su vida.
Edward Bloom, un gran narrador, cuenta su vida a través de la alegoría del gran pez, que necesita de más espacio para crecer libremente. Esta es su historia favorita, ya que él al igual que el pez, debió dejar su cubeta - pecera (pueblo natal), para descubrir y desarrollar todo su potencial. Todas las historias que Edward narra, se entretejen, configurando su visión de mundo, a ratos inverosímil, pero ante todo cautivadora.
Es así como Edward cautiva a todos, con sus palabras, sin embargo en su hijo Will éstas causan un efecto adverso. Para él, este mundo ficcional con sus propias reglas y estructuras, sólo contribuye a acrecentar el distanciamiento con su padre, ya que no logra interpretar las emociones que estas figuras representan, está obsesionado con distinguir el mito de la verdad y no logra ver más allá.
Will se encuentra en un momento en que experimenta cierto rencor y aislamiento en relación a su padre, una emoción que se experimenta con culpa. Muy lejanos le parecen sus años de infancia, que recuerda insistentemente, cuando sentía por su padre ( y por sus historias ) un cariño y una admiración incondicional.
Esta situación necesariamente tendrá que evolucionar, pero para esto Will tiene que enfrentar a Edward, hacerle ver cómo las historias los distancian, pedirle que le cuente la “verdad”. En este punto, hay un desencuentro muy grande, ya que Edward, es persistente en su búsqueda, en su biografía distorsionada, en su propia verdad.
Ante esto, Will no tiene otra opción que ir el mismo en busca de esa verdad, y es así como él también se convierte en viajero, e inicia su propio camino de exploración, indagando y registrando un territorio extraño para él, tan extraño como su padre. En esta exploración se entreve una añoranza perdida y se vislumbra una verdad a medias, que no son suficientes para romper el aislamiento. Al menos no por sí solas. Will deberá transar y tratar de entender a su padre desde su lógica, desde su visión, al fin .. desde sus historias.
En esta difícil tarea, al igual que en una narración fabulosa, Will contará con la ayuda de sus hadas madrinas: su madre Sandra, su esposa Josephine, y Jenny (amiga de Edward). Tres mujeres, mucho más cercanas a la sensibilidad de Edward, por que son capaces de dejar de lado la razón, y sutilmente inician a Will en esta lógica, sin que él lo perciba.
Estando ya Will, más familiarizado con esta sensibilidad, se aproxima la posibilidad de recuperar el respeto y la admiración por su padre. Este proceso de reconciliación, se ve acrecentado y acelerado producto de la inminente muerte que viene a buscar a Edward. Ambos lo saben, y deben compartir su última historia. Como parte de una herencia afectiva, Edward le pide a Will, que le cuente el final de su historia, que invente el final de la historia del Gran Pez. Will, ya está listo para hacerlo y fluyen en él las palabras, se transforma él en un narrador.
Recibe de su padre esa habilidad para contar historias, y la misma historia – veneno que los había distanciado durante tanto tiempo paradojalmente los une.
Will, ya transformado en un narrador de historias esta preparado para ser Padre, de su hijo en gestación.
En este, y en todos los casos, contar historias es el veneno que sana … por que escribimos, narramos o hacemos películas para descubrir como somos, para reconocernos y explorar nuestras motivaciones y relaciones con los demás.

abril 12, 2006

Todo resplandece


Todo resplandece, este es el nuevo nombre y dirección del blog. El anterior alcanzó a estar poco más de una semana, pero hoy cambié el nombre. No sé bien por qué, mala costumbre debe ser.
Cuando todavía no me aburría del ocioso juguetito del msn (aunque a veces también puede ser bien útil), me conectaba a diario y casi siempre con nombres diferentes, los más usados eran: el sentido no escasea, violently happy, voy a la fiesta gitana, niko nez na sta to sija, necesito contemplar el mar, etc.
Y es que tiene su gracia cambiar de nombre a diario, buscarse, figurarse y encontrarse en las palabras. Inventarse una identidad según el estado de ánimo, suplantarse a diario a uno mismo. Todo gracias a las palabras.
Catched, el nombre anterior de este blog, era un poco críptico, si quién leía no había revisado las dos primeras entradas, y no estaba familiarizado con mi historia (y por ende con mis iniciativas, proyectos, angustias y problemas con el inglés), pero bueno ya está, ahora lo cambié por otro.
En un intento de reinvento, elegí un nombre más positivo: Todo resplandece. Para que todo brille, todo emita luz, para que todo irradie energía. Para que cada día todo resplandezca como si recién amaneciera, para que con cada resplandor todo sea nuevo y diferente, para estar dispuesta a sonreír ante cualquier pequeño imprevisto.
Además la ambivalencia del nombre, por que espero que todo resplandezca de alegría, pero si algún día despierto un poco oscura, o con algo de depre (que no es lo óptimo pero a veces puede pasar) entonces todo resplandecerá ante mis ojos terribles. Sí, como en el autodiálogo / monólogo teatral “Todo resplandece ante mis ojos terribles” y como en el cuento ¿Pudo ser dulce?, ambos textos que escribí hace tiempo, y en los que sus respectivas protagonistas, veían desfilar ante sus ojos terribles la resplandeciente felicidad de los demás.
Me gusta esta idea, cargada de contradicción, poder hacer cualquiera de las dos lecturas según sea el caso.
Así empiezo muy temprano este nuevo blog, parafraseando (y descontextualizando) a Miguel Arteche, empiezo otro día, un nuevo día “esperando que todo resplandezca como si recién amaneciera, como si la luz naciera de mi cuerpo”.

abril 11, 2006

Mi joven corazón idiota

Le robé el título de su obra a Anja Hilling, para ponerlo en esta entrada. Por que hoy me siento un poco así. Siento que mi corazón se está comportando con una torpeza propia de la adolescencia.
Hoy en la mañana me bajó un ataque de de nostalgia, inmenso, como no me venía hace tiempo.
Entonces me repito una pregunta que le hice a alguien no me acuerdo hace cuánto:
¿Y después de la nostalgia qué queda?
Probablemente nada, pero igual.
Me he estado acordando de un par de situaciones y de personas, mientras la proximidad de cordiales desconocidos me incomoda.
El transcurso del tiempo pesa, y si ahora con sólo 27 años estoy llena de recuerdos, me pregunto con cierta angustia ¿Qué voy a hacer más adelante?

Inconciente

Acá tres imágenes, que bien podrían provenir del inconciente. (A propósito de Jodorowsky y las representaciones del inconciente que comentaba ayer).
Estas provienen de otros ámbitos, no del cine. Como toda imagen, pueden ser muy personales o bien universales, lo importante es que aunque no siempre sean coherentes ni unívocas, capaz que algo nos dicen.

Un niño alado está de pie sobre una nube suspendida en el cielo, encima de un paisaje montañoso donde se divisa un castillo. El niño parece estar corriendo, y está desnudo a excepción de una larga banda que le cubre los hombros y se introduce entre sus muslos. Sostiene en sus manos un rostro que emana llamaradas de luz.
(Arcano XIX, El Sol, Tarot Visconti)

Todo el cuerpo me tiembla y tengo el vello erizado. Mi arco se me está resbalando de la mano y la piel me arde. Ahora me siento incapaz de permanecer aquí por más tiempo. La razón se me está ofuscando y la mente me da vueltas. Sólo veo cosas que serán causa de infortunio.
(Textos 29-30, Bhagavad – Gita)

Dos mujeres y un hombre, están afuera de un circo, esperando para entrar al espectáculo. Cuando entran, la carpa del circo se desvanece, y se transforma en la habitación de una de las mujeres, o no en realidad en la habitación de los padres de una de ellas. La otra mujer habla por teléfono, y siente los dientes sueltos. Se le caen algunos, los recoge y los guarda en la mano, empuñándolos.
El hombre está acostado en la cama (durmiendo al parecer), con los ojos fijos en el techo, la mujer no sabe si los ojos de él, están cerrados o abiertos, sólo advierte que tiene una expresión de niño fascinante. La segunda mujer los observa desde la puerta. La función a ratos le causa risa, y repentinamente un llanto desconsolado.
La cama ya no es más una cama, es un auto, y van los tres sentados atrás, tomados de la mano. Nadie conduce el auto, sin embargo avanza. La mujer de los dientes sueltos, siente la boca extraña, amarga y pierde algunos más, que guarda junto a los otros. Los observa sobre su mano, no hay sangre, son ovalados, blanquísimos, tan parejos y brillantes que parecen réplicas hechas a partir de jabón.
(Sueño que tuve hace al menos tres años)

abril 10, 2006

Jodorowsky en Abril



Sí, durante abril tendremos en Chile la visita del ya mítico en vida, y no es para menos, Alejandro Jodorowsky. El creador de la psicomagia, cineasta, tarotista, creador de comics, poeta, etc, etc, etc, en fin … artista multidisciplinario vendrá a vernos y a darnos algunos consejos acerca de la creatividad.
Hará un taller de psicomagia y creatividad el miércoles 26 en el espacio literario de Providencia. También estará en un evento-seminario llamado “El poder de la creatividad”, en el hotel Crown Plaza. Si tienen la oportunidad de asistir a alguno de los dos, o sea si tienen muchas, muchas, muchas lucas, y pocos ítems en su lista de prioridades; les aconsejo el primero, ya que en el segundo aunque Jodorowsky será la estrella, hay otros relatores, que no me tincan mucho, entre ellos Coco Legrand que además de un par de tallas repetidas con cierta gracia, es probable que siga plagiando a Benedetti, por que por favor no vayan a creer que eso de : “un triste con vocación alegre” es de él.

Bueno volviendo a Jodoroswsky, admito que me gustaría demasiado poder ir al taller del miércoles 26, pero aunque él es maestro y personaje, amado y odiado, y seguro sí vale las 100 lucas que cobra, y más, se me hace un poco mucho. También hay que considerar que ya tuve mi cuota de irracionalidad al comprarme una entrada de andes para U2, y bueno ya está hecho, no tengo presupuesto para ir.

Para no quedarme tan picada, finalmente me conseguí y vi los DVD´s de algunas de sus películas, y así fue como este fin de semana en un ejercicio digno de psicoanálisis vi “El Topo” y “Santa Sangre”, al hilo, una tras otra. La cabeza y el alma me quedaron cargadísimas de símbolos y rituales que durante la semana iré viendo como evolucionan en mis actitudes cotidianas.


“El Topo” ya la había visto, aunque una copia horrible, en un Cineadicción, en donde con suerte pude distinguir algunas de las imágenes y del audio ni hablar. Esa vez, fui con una amiga, que se paró a los cinco minutos y se fue de la sala, así de simple. No sé si por la mala calidad de la copia, o por que intentó “entenderla” y se ofuscó por eso. El caso, es que considero que este tipo de películas no hay que buscar “entenderlas”, por que ¿cómo se entiende una representación múltiple del inconsciente?, imposible, sólo hay que dejarse atrapar por esa experiencia y ver que sale de eso.

No quiero ponerme a analizar estas dos películas o a hacer reseñas de ellas, ya que sería un intento por “entenderlas”, con lo que me estaría contradiciendo una vez más. Solo diré un par de cositas para que si aún no las han visto se animen: Son mágicas y surrealistas (aunque ambos términos están tan manoseados que usarlos es como decir nada, pero bien supongo que saben a que me refiero), son iniciáticas, son reflexivas, son violentas, y están colmadas de simbolismo sexual, mítico y religioso. No en vano una de ellas cierra con el salmo 143: “Y alzo a ti mis manos y mi alma, como tierra sedienta de ti, hazme saber pronto la vida, ya que hacia ti elevo mi alma”.
Esa ondita, ¿Qué tal?

Extra 1: Tengo también una copia de Fando & Lis, pero esa creo que la dejaré para el próximo fin de semana.

Extra 2: Me quedaron dando vueltas eso de las representaciones del inconsciente, voy a buscar imágenes de ese tipo, provenientes de otros ámbitos y las iré publicando durante la semana en el blog.

Extra 3: Vuelvo a las 100 lucas, y sé que Jodorowsky es grande y las vale, pero sé también que aunque las comparaciones son siempre odiosas, otro gigante llamado Raúl Ruiz, cuando nos viene a ver hace charlas gratuitas en el mismo espacio literario de provi. Eso no más.


Extra 4: Pienso en las ocurrencias de Jodorowsky, y en el extraño ejemplo de que lee la suerte en las líneas del ano, y me pregunto ¿no nos estará tomando el pelo hace rato, o de verdad está en una lucha por que venzamos nuestro ego?. No me queda claro. ¿Qué piensan ustedes?

abril 08, 2006

Yo no he sabido nunca de su historia


Hoy me levanté muy temprano a ordenar el departamento en el que vivo. Me digné, por que mi espacio ya parecía el de una esquizofrénica (honestamente, sin exagerar ni un poquitito).
Como soy valiente, abrí el closet, donde encontré una masa uniforme, en la que estaban mezclados, discos, ropa, papeles y cachureos varios. Por ahí rescaté un disco pirata, se que es feo el pirateo, pero esta es una compilación que me regalaron ¿que le voy a hacer? El disco es un regalo que me hizo una amiga antropóloga que tiene escrito "Año Nuevo", no sé por qué, por que no me lo regaló para esa fecha, pero bueno, tiene temas de Congreso, Intillimani, Quilapayún, Osvalo "gitano" Rodríguez, Víctor Jara y otros de ese corte. Pura música, que a excepción de Congreso, no escuchaba hace siglos. Mientras ordenaba el living, y lavaba la loza, escuchaba esta compilación "Año Nuevo", que me alegró y me trajo buenos recuerdos.

Lindo reencontrarse con estas canciones que en algún momento de la vida escuché tanto, y que ahora entremedio de tanto portishead, rediohead, y un montón de otros británicos cool pero depresivos, tenía abandonadas.

Escuchando este disco me cuesta creer que esta hippie amiga antropóloga, sea la misma con la que crecí, y que de adolsecente iba religiosamente todos los fines de semana a bailar a los Yoshiwara para teenagers de Las Condes (Eve, Notidormi). Puedo decir que afortunadamente no fui nunca a esos lugares, aunque admito haber ido un par de veces al Stradivarius (que si lo analizamos bien, viene a ser como lo mismo). ¿Qué tanto?. No hay que avergonzarse del pasado, más bien hay que agradecer haber crecido un poco, y haber tenido la posibilidad de acceder a otras realidades para ser algo menos ciega.
Mientras hacía el aseo, escuché Cándido, Sambalandó, La Muralla, El Aparecido, etc. En eso llegó mi hermana del supermercado y me empezó a contar la historia de un amigo de ella que está con dramas con la señora y no sabe qué hacer, por que no quiere estar lejos de sus hijas, a pito de eso me pregunta si acaso nosotras fuimos, muy, muy, felices al crecer con "la situación de nuestros padres". No contesté, por que este es el tipo de preguntas que más me cargan en la vida ... y seguí ordenando.
Entre medio de tanto aseo, encontré entre otras cosas entretenidas, unas copias de contacto de unos negativos que hicimos con mi hermano más chico y con mi papá hace tiempo en Valparaíso. Justo en ese momento, por uno de esos azares que no busco comprender (perdón por el plagio descarado), empezó a sonar la canción de "gitano" Rodríguez: "Yo no he sabido nunca de su historia, un día nací allí sencillamente el viejo puerto vigiló mi infancia ...". Y aunque yo no nací en Valparaíso, ni nunca he tenido un miedo inconcebicle a la pobreza, me encanta ese lugar, no sólo por su estética contradictoria, si no por que lo tengo asociado a buenos momentos de la vida. Ya sólo el hecho de vivir mirando el mar te cambia la perspectiva, y aunque suene obvio y cliché, esto es algo muy importante.
Hubo una época en que con mis papás y mis hermanos nos ibamos todos los fines de semana a Valparaíso a recorrerlo a pata, subiendo en sus ascensores, que ha todo esto espero no sea cierto que los van a "remodelar" pasándose por la raja más de un siglo y medio de historia. En esa época (que no fue hace tanto tampoco) hacíamos fotos con mi reflex, y aunque con la digital te vas más a la segura, y de doscientas fotos demás que te sale bien un par; igual tenía mucha más magia ese misterio de saber si habrá quedado bien o no, si estuvo bien la exposición, la emoción de encontrar en las copias algún detalle que en ese momento pasó desapercibido, etc. También es cierto que es un proceso mucho más caro, y que si no tienes acceso a un laboratorio (como es mi caso ahora) uno manda a hacer las copias, y siempre se queda con la sensación de que podrían haber quedado mejor, que el contraste, que un reencuadre hubiera estado ok, etc. La verdad es que mirando estas copias, me volvió mi viejo sueño de tener no un laboratorio fotográfico abacanadísimo, pero sí almenos una ampliadora decente en un cuarto oscuro enano. Como veo muy lejos esa posibilidad, quizás el próximo fin de semana, me pueda conformar retomando la reflex, para llenarme de negativos y copias de contacto, que "algún día ampliaré". ¿Who knows?
Siguiendo con el orden, en el closet, tambien encontré entre otras rarezas y chorezas, las siguientes cosas:
- El disco "Buen Invento" de Julieta Venegas, disco que a pesar de ser buenísimo, ya no escucho por que me recuerda el período más psycho - afectivo de mi vida, y momentos en los que descubrí el verdadero significado de la palabra obsesión.
- Una rockaleta, que me regalaron, y que nunca comería, pero que la guardé por freak. Es un dulce mexicano cuya gracia consiste en tener 7 capas de ají.
- Un tazón de "Vía-X" que por testarudez de la "brillante" y bruja que tenía de jefa en esa época, tiene el logo impreso al revés.
- Unos nastizol del invierno pasado, que espero no estén vencidos.
- Una caja que antes solía llenar de "recuerdos".
Podría seguir, pero me quiero ir a nadar pronto, por que en la tarde veré DVD´s de Jodorowsky, con mis hermanos y con mis papás, que aunque se equivocaron harto mis viejos, lo intentaron y se los agradezco. Son como esas películas que aunque no están muy bien hechas te conmueven, por que se equivocan, pero toman el riesgo de equivocarse.

abril 07, 2006

Murió Charlie Parker

Sí, ya sé, no es ninguna novedad, murió hace rato, para ser más precisa The Bird, murió el 12 de marzo de 1955. Pero no me refiero a ese Pájaro Libre que revolucionó el jazz con sus solos de saxo, estoy hablando de un pájaro que alcanzó a vivir poco más de 24 horas en mi departamento.
Esta es la historia del Charlie Parker de Providencia:
Tengo un gato que se llama Juanín (sí, en un extraño homenaje al perro chascón, coordinador de piso de 31 minutos), mi gato está creciendo, y como todo gato adolescente está tomando todas las malas mañas de su raza. Fue así, como el martes en la noche, mientras yo le servía un poco de pellets y agua para alimentarlo, el llegó con un pájaro bebé que apenas tenía plumas, en su boca. Según yo, como diciendo "tu comida apesta", según mi hermana y otros entendidos en costumbres gatunas, trayendo una ofrenda para mí, por lo mucho que me quiere. Pues bien Juanín, es una lástima que no puedas leer este blog, pero ese tipo de afectos no los quiero. Definitivamente no. Cuando el gato llegó con el pájaro en la boca, yo con mi clásica actitud evasiva y dificultad para enfrentar los momentos críticos, empezé a gritar histérica y me encerré en el baño. Mi hermana que estaba dormida, despertó asustada y rescató al pájaro. Mientras ella lo tenía en sus manos e intentaba tranquilizarlo, me dio instrucciones: no grites como loca, cálmate, trae una caja y llénala con diario picado. Ceremoniosamente dijo: "Se llamará Charlie Parker", el pájaro durmió en la caja, y con ciertas precauciones pensábamos que podría sobrevivir. Pero no fue así, y murió ayer jueves en la mañana. Murió.

Ayer a la hora de almuerzo con dos compañeros de trabajo, nos escapamos del rutinario almuerzo del casino de la empresa (ejercicio que intentamos hacer almenos una vez a la semana), y mientras almorzábamos algo bastante chatarra, uno de ellos no sé si producto de la hot sauce con que aliñó sus papas fritas, o de alguna sustancia extraña en su bebida, empezó a ponerse filosófico, es más metafísico. Planteó el siguiente tema: La percepción del tiempo. En un mall, comiendo comida chatarra, y paseándonos por divagaciones varias acerca del tiempo. A eso el llamo yo contradicción.
Bueno el tema quedó instalado: tempus fugit. Mientras hablábamos de la fugacidad de la vida, la transitoriedad de la materia, el concepto de muerte, la inmediatez de la experiencia, etc. Yo pensaba en Charlie Parker y me preguntaba si aún estaría vivo. Paralelamente les insistía a mis compañeros que ahora el tiempo se nos hace más fugaz, por que estamos metidos en el sistema productivo, que anula nuestras motivaciones profundas e ideas, y además por que tenemos conciencia de la muerte y de que cada vez nos queda menos tiempo. Por lo mismo, ahí estaba yo, incitándolos a hacer algo más significativo con nuestras vidas, invitándolos a leer el factor maya, ver la exposición méxico del cuerpo al cosmos, hacer introspecciones etc. Para mi sorpresa el más cuadrado de ellos, o al menos el que yo creía más cuadrado debido a su carácter computín, estaba mucho más abierto a escuchar todos estos temas (de hecho el planteó el tempus fugit) e hizo un montón de referencias a autores, análisis fenomenológicos, y debo admitir que me sorprendió, recordándome lo prejuiciosa que soy.

Ya en la tarde mientras iba para mi departamento, recibí una llamada al celular. Era mi hermana, quién me comunicó, lo que en el fondo yo ya sabía: Charlie Parker murió. Un día en el que conversé acerca del concepto de muerte y la huída del tiempo, terminaba de la manera más coherente.

Ahora para terminar de manera coherente esta entrada, citaré algunas partes de "El Perseguidor", gran cuento de quién va a ser, del mago Julio Cortázar, que está inspirado en Charlie Parker (no hablo ya del pájaro que murió en mi dpto, hablo de THE BIRD.). El personaje Johnny en medio de sus alucinaciones tiene unas percepciones del tiempo abismantes por su lucidez. Aparte de las impactantes y reveladoras imágenes de urnas por todas partes, acá van:

"Entonces creo que me di cuenta en seguida. La música me sacaba del tiempo, aunque no es más que una manera de decirlo. Si quieres saber lo que realmente siento, yo creo que la música me metía en el tiempo. Pero entonces hay que creer que este tiempo no tiene nada que ver con... bueno, con nosotros, por decirlo así."

"Esto del tiempo es complicado, me agarra por todos lados. Me empiezo a dar cuenta poco a poco de que el tiempo no es como una bolsa que se rellena. Quiero decir que aunque cambie el relleno, en la bolsa no cabe más que una cantidad y se acabó. ¿Ves mi valija, Bruno? Caben dos trajes, y dos pares de zapatos. Bueno, ahora imagínate que la vacías y después vas a poner de nuevo los dos trajes y los dos pares de zapatos, y entonces te das cuenta de que solamente caben un traje y un par de zapatos. Pero lo mejor no es eso. Lo mejor es cuando te das cuenta de que puedes meter una tienda entera en la valija, cientos y cientos de trajes, como yo meto la música en el tiempo cuando estoy tocando, a veces. La música y lo que pienso cuando viajo en el métro."

"Campos llenos de urnas, Bruno. Montones de urnas invisibles, enterradas en un campo inmenso. Yo andaba por ahí y de cuando en cuando tropezaba con algo. Tú dirás que lo he soñado, eh. Era así, fíjate: de cuando en cuando tropezaba con una urna, hasta darme cuenta de que todo el campo estaba lleno de urnas, que había miles y miles, y que dentro de cada urna estaban las cenizas de un muerto. Entonces me acuerdo que me agaché y me puse a cavar con las uñas hasta que una de las urnas quedó a la vista. Sí, me acuerdo. Me acuerdo que pensé: "Esta va a estar vacía porque es la que me toca a mí." Pero no, estaba llena de un polvo gris como sé muy bien que estaban las otras aunque no las había visto. Entonces... entonces fue cuando empezamos a grabar Amorous, me parece"

Si no han leído este cuento (aunque me cuesta imaginarlo) puden encontrarlo en internet, está en un montón de sitios, como tantos otros de CORTÁZAR.

abril 06, 2006

Para los cinéfilos del futuro 2

Siguo con el ejercicio de arqueología cinéfila (que será todos los jueves a todo esto), recopilando esas piezas que me conmovieron hace un par de años, y que dejaron un rastro en mi y probablemente en muchas otras personas. Para que con el tiempo no se desvanezcan, como pasa con casi todo. Acá quedará un registro de In America de Jim Sheridan, que fue hecha el 2002, y estrenada afuera en Diciembre del 2003, por lo que supongo que yo la debo haber visto a principios del 2004 acá en Chile, no lo tengo claro, pero así fue como la percibí entonces.
In America : ¿Por qué ficción?
¿Por qué ficción?
No, todo es vida en nosotros.
Vida que es revelada a nosotros mismos.
Vida que ha encontrado su expresión.
Fragmento de “ Trovarsi ” (Encontrarse), de Luigi Pirandello.

Puede parecer una contradicción, pero una película de “ficción” puede retratar mucho mejor la realidad que el más brillante de los documentales. Siempre y cuando el director sea capaz de transmitir el máximo de emociones posibles, respetando la realidad que las ha suscitado pero sin transcribirla descriptivamente.
En esto Jim Sheridan, es excepcionalmente bueno, por que es capaz de alcanzar la intimidad de esa realidad, dándose a ella y reconstruyéndose en ella.
Es imposible ver “In America”, y desconocer que en su génesis hay vivencias personales del director, que sirven como fuente de inspiración. Sin embargo estas, traspasan lo cotidiano y quedan disponibles para que todos los espectadores nos apropiemos de ellas, les otorguemos un nuevo valor, y nos reconozcamos.
¿Cómo es posible esto?, Sólo a través de la magia. Ya nos lo advierte Sheridan desde el principio, con los pensamientos de Ariel acerca de los deseos, y con el estribillo de una canción que suena en la radio ... ¿Crees en la magia?.
La magia, es el principal eje en el viaje de esta familia, y cada uno de sus integrantes la enfrenta de diferente manera: Ariel, consciente de la importancia de la magia, la cuida, dosificando sus deseos; Christy, con su curiosidad y espontaneidad, es magia en sí misma, magia transparente, propia de la infancia; Sarah vive la magia, pero a través del simulacro, tiene el deseo de dominar la situación, reproduciéndola, actuando, incluso fingiendo, con el objetivo de mantener unida a su familia, de crear un entorno que proteja a sus hijas; Jhonny, es el más desafortunado en su relación con la magia, por que sencillamente no cree en ella, no cree en dios, no cree en sí mismo.
Todos ellos emprenden un viaje, sintiéndose ansiosos de observar y encontrar cosas nuevas, con la inquietud propia de cualquier inicio, dispuestos a reír ante los imprevistos. Este viaje, será una oportunidad para reconstruirse como individuos y como familia, tras la pérdida de Frankie, que deberán enfrentar, superando los recuerdos, y aclarando muchas situaciones no resueltas y emociones no expresadas (al menos no en voz alta).
El espacio en el que inician este camino a su reconstrucción es una ciudad caótica, desconocida, una totalidad inestable. Se podría decir que es una proyección, del hervidero de emociones que están por desatarse (el calor que los sofoca también cumple la misma función de analogía). La casa en la que viven es una fusión de espacios y personalidades (conviven con drogadictos e inmigrantes latinos) que refuerza la sensación de trastorno.
Descubriendo esta nueva realidad, van aflorando los temores, las culpas, y las recriminaciones, cada vez con mayor violencia, pero una violencia necesaria, imprescindible para precipitarse hacia delante. Esta violencia, se presenta hábilmente alternada con situaciones divertidas (igual que en la vida real), y los textos que nos hacen reír, resultan ser los más ciertos y los más crudos. Por ejemplo Ariel diciéndole a Jhonny, que nunca más la llame “pequeña niña” ya que hace muchos meses ella carga con toda la familia a cuestas.
Tanta energía dando vueltas, producto de este proceso de catarsis, es en instantes desbordante, y necesita ayuda para ser canalizada. Aquí, aparecen Mateo y el bebé, que serán claves en la reconstrucción de la familia.
Ambos están cercanos a la muerte (Mateo enfermo de sida, y el bebé con peligro de morir o producirle la muerte a su madre), pero regalan vida. Mateo regala vida, haciéndole ver a Jhonny su incapacidad de CREER, e impulsándolo a recuperar su capacidad de ser vulnerable. El bebé le regala vida a su madre, por que le regala una motivación, que es mucho más fuerte que sus temores.
Este gesto de regalar vida, crea una conexión especial entre Mateo y el bebé en gestación. Una conexión mágica (una vez más la magia presente) que se refuerza y explicita con la muerte de Mateo que infunde su vida al bebé.
Con gran parte de la reconstrucción hecha, la familia vuelve a la casa y se respira la armonía que hemos esperado durante toda la película. Sin embargo falta lo más difícil. Todos, y en particular Jhonny, deben dejar partir a Frankie. En este momento una vez más nos sorprende la fuerza de Ariel (una niña con la claridad y la decisión que cualquier adulto desearía), quién con ingenio impulsa a su padre a despedirse de Frankie, ayudándolo a recuperar sus emociones bloqueadas.
Para terminar, tengo que decir que Jim Sheridan, con su película de ficción, fue capaz de arrancarle a la vida algunos de sus secretos más profundos.

abril 04, 2006

Vías de escape


Se cuenta con vías de escape.
Las máquinas ya no trabajan para el hombre.
Las vías de escape, ¿están expeditas?, ¿libres de obstáculos?
Los hombres están subyugados a las máquinas.
Las vías de escape deben ser adecuadas para la cantidad de personas que trabajen en cada lugar.
El hombre ni siquiera es un ser infeliz.
De haber posibilidad de escoger entre varias, debe preferirse la más ancha y que esté bien señalizada e iluminada.
Los hombres son sólo un lapso de tiempo gris, sin emoción.
En todo el recorrido de las vías de escape debe señalizarse las paredes con flechas pintadas de naranja a la altura de los ojos y en lugares que sean visibles.
Sólo unos pocos, privilegiados y poderosos viven a costa de los demás. Debajo o dentro de cada flecha estará escrita la palabra '‘SALIDA".

Las vías de escape indican la posibilidad y la forma de huir en caso de emergencia, pero ¿qué pasa cuando vivimos en estado de emergencia?. No es una exageración alarmista, los textos en gris, bien puden describir la realidad de millones de personas alrededor del planeta, y sin embargo corresponden a imágenes de una película realizada en 1927: Metrópolis. En ese entonces Fritz Lang se imaginaba el año 2026, con una humanidad subyugada. Estamos todavía a 20 años de esa fecha, sin embargo nuestra realidad no dista tanto de esta ficción, de su universo hostil y su libertad restringida.

Afortunadamente no todos somos seres grises, y muchos estamos tomando conciencia, intentando hacer algo más significativo con nuestras vidas, buscando la "SALIDA", construyendo nuestra vía de escape.

No hablo ya de vías de escape físicas, propias de la realidad productiva (marcadas en verde en el texto). Hablo de esos sueños que debemos perseguir, para ser un poco más felices.

¿Por qué hay tanta gente buscando otras cosas ajenas a su realidad inmediata?

- Por que probablemente esta sea la única SALIDA.

No son abstracciones mías, son realidades que veo o he visto a mi alrededor: una diseñadora que quiere ser escritora, una enfermera que quiere dedicarse a la pintura, un contador auditor que debiera haber estudiado filosofía, un estudiante universitario que se ha paseado por tres carreras, un analista de sistemas que quiere ser guionista, otra analista de sistemas que quiere aprender fotografía, una ejecutiva de servicio al cliente de una viña que lucha por ser actriz, una diseñadora que antes de titularse empezó a estudiar pedagogía para irse al sur a hacer clases en una escuela rural.

A todos nosotros, y como diría Rubén Blades: "Con confianza chicos, por muy difícil que se vea la cosa, hay fe, tenemos el deber, y vamos a hacerlo, SE PUEDE, SE PUEDE, SE PUEDE, SE PUEDE, SE PUEDE, SE PUEDE, SE PUEDE ...