Una disgresión, de alguien que pretende dedicarse a escribir. Una especie de collage irregular, con ideas, uno que otro chiste, algún titular de diario, canciones, inquietudes, cualquier cosa que me diga algo, y que le diga algo a los demás.

julio 29, 2008

Las olas me hablan

Han pasado varias cosas estos días. Actualización lenta, de puro floja, tiempo he tenido. Y más o menos harto. Por una parte siento que he vuelto a ser yo. Obvia, reiterada, vuelta sobre el eje. Nunca he dejado de serlo. Pero me percibo más viva, cómo decirlo más lúcida. No sé si me explico. He vuelto a disfrutar de situaciones y momentos que había dejado en el olvido, y no es un ataque de nostalgia, por que los ataques de nostalgia me cargan. Los fulminantes al menos, los demás pasan camuflados los filtros de lo que debe ser.
Sigo escuchando música de manera compulsiva, pero estoy evitando los audífonos por que me enrollo con el deterioro de la capacidad auditiva.
Lectura, re poca últimamente. Flojita, flojita. Al respecto me viene a la memoria la siguiente teoría un tanto irónica de un familiar. Cito a continuación:

“Teoría Esotérica Sobre la Práctica de los Deportes y la Gimnasia.
La siguiente teoría ha sido puesta a prueba en innumerables casos que nos permiten asegurar categóricamente que el ejercicio físico y los deportes (bajo práctica sistemática y rigurosa) son dañinos para la salud. Asimismo, como es sabido por todos, los deportes son el mejor tóxico para la salud intelectual.”


No alcanzo a preguntarme si será cierto (a pesar de estar flojita intelectualmente y simultáneamente expuesta a práctica sistemática y rigurosa de deporte), por que me da demasiada risa.
Posible solución: leer durante la práctica de la bicicleta estática u otras máquinas denominadas cardiovasculares. En el caso de la piscina la idea es de difícil implementación.
Mientras tipeo esto taladran algo en la oficina de al lado, hace rato que están con golpes y vibraciones extrañísimas. Esos sonidos reiterativos, medios de transe me recuerdan los movimientos y la música étnica de la Pichimuchina. De todos sus sonidos el que más me queda, el que más me llama en el medio del silencio, es el del agua. Pongo la mente en blanco y vuelvo a escucharlo.

En sueños (dormida y despierta) vuelvo a ver el mar, las olas me hablan, incluso en una botella de agua mineral (claro todos alrededor con ataques de risa, pero yo insisto que con imaginación es posible cualquier cosa).

Las olas me hablan, reitero: Las olas me hablan.

¿Qué me dicen? Bueno, ese es un asunto muchísimo más complejo de dilusidar y transmitir.

julio 16, 2008

Cuando algo me hace click

Hoy día, hace un rato me desperté con esto en la cabeza, me puse a buscar en libretitas varias, por ahí, las cosas que me sorprenden, que me anoto por ahí cuando algo me hace click. Lo encontré, pero no encontré el nombre del autor, derrepente me suena a Burroughs, pero en verdad no sé.
Lo dejo acá, si alguien sabe el autor me avisa, y si no igual va de regalo de la mañana a ver si les remueve algo:
"Este método el de CORTES SIEMPRE DESDE QUE COMENZAMOS CON EL y el nombre es tan bueno como cualquiera. No es un descubrimiento nuevo. Tristan Tzara, el hombre de ningún lugar, divinizó a dadá desde un diccionario con un cuchillo, sacó las palabras de un sombrero y hubiera quemado el Louvre si no se hubiera desviado al pánico comunista del ala artística de la conspiración freudiana autodenominada surrealismo bajo andré Breton. No queremos ver que esto suceda de nuevo. Por encima de todo (…) No hay juego sin dos jugadores. En otras palabras, podría. Pero este es un Banco Abierto – estos monos escuchan mucho y ven mucho y hablan casi todo lo que saben. De cualquier manera aquí está el truco. Corta todo lo que esté a tu vista. Haz de tu vida entera un poema. No puedes perder hombre. No puedes perder
Por que no tienes nada que perder más que esa basura inútil sobre la que estás sentado. Sal de ese refrigerador azul y Vive".

julio 15, 2008

Obsesiones y música de la odiosa

Mi amiga C. lee una revista de consejos de salud y fitness. Y llora de la risa, por que cree reconocerme (a mí y a mis recientes actitudes) en cada TIP que lee sobre la adicción al gimnasio.
Se ríe con escándalo, me los empieza a leer en voz alta, ir todos los días ... mentira yo descanso los domingos. La negación es el principal síntoma grita muerta de la risa.
A mí igual me da risa, pero hablando ya bien en serio, si ella me conociera un poco más se daría cuenta que el tema central no es "adicción al gimnasio" si no más bien personalidad adictiva, en general. Y eso ya no me da tanta risa, claro uno no puede andar de compulsiva por la vida, digo yo ...
Como que soy pegada para todo, y solo va cambiando el centro de interés, el tema (más bien monotema) que se reitera, por etapas, puede ser por un rato una obsesión creativa (en el mejor de los casos), un hombre, un disco, qué se yo, ahora el gimnasio. Dentro de todo es una obsesión sana, ¿o no? digo, si lo comparamos con estar llorando por las calles por un supuesto amor y desengaño fomentado por un bello sin alma (jajajajajajajajajjajaja), copetarse en exceso o hacerle a otras sustancias, o los fanáticos religiosos (algunos de ellos citados con desdén en entradas muy, pero muy anteriores).
Mmmmmm ... como que me estoy justificando, a lo que voy es que qué tanto, me hace bien, estoy alegre, me siento enérgica, ando más linda, no sé puras cosas buenas.
Sin contar con que ya bajé 5 kilos y 700 grs.
También admito que cuando empiezo a creerme un poco la raja, me siento un poco odiosa.
Pero una odiosa divertida, con gracia, una odiosa autoreferente, parece que bastante ególatra, pero simpática al final de cuentas, ¿o no?.
Total que la odiosa, (que ahora se está desdoblando a tercera persona) admite que le gusta muchísimo el sonido, el ritmo monótono de varias personas trotando a la vez, pedaleando a la vez. La odiosa multiplica el sonido, lo percibe como una vibración amplificada, perdonen la estupidez que voy a decir, como un mantra, como algo ritual, qué se yo.
Esa vibración le gusta, a diferencia de tooooda su música que ya la aburrió. Sí, por que la odiosa ya se aburrió de toda la música que escucha en su I-Pod mientras pedalea en el gimnasio, mientras trabaja o saca la vuelta en la pega (a veces en este estado actualiza el blog), mientras simplemente escucha música interior mientras camina. Se aburrió de toda su música de siempre, pero como es obsesiva hasta para escuchar cosas nuevas, se pone a buscar rarezas y lados B de sus queridos de siempre. Y así, sin imaginárselo llega a "Relaxed Muscle", el proyecto en que Jarvis Cocker, AMÉN, se puso a jugar al electroclash con su viejo amigo de la infancia Richard Hawley.
Y qué quieren que les diga !!! si bien al principio y al final hay un par de temas lateros, en general es pegadísimo arriba, juguetón, atrevido, desordenado, como para estar saltando y bailando toda la noche, nada de relaxed en realidad.
La odiosa está feliz, escuchando Relaxed Muscle, aunque sus muscles no estén en verdad tan pero tan relaxed, están quizás un poquitín acalambrados. Quizás mi amiga C. tenga razón, y no sea taaaaaaan bueno ir todos los días.

julio 09, 2008

Todo a negro.

No recuerdo bien, ni estoy segura de que hayan sido símbolos tan trascendentes, o si sólo eran residuos del día que pasó, asociaciones de ideas que algo removieron, no sé. Pero habían algunos elementos importantes:

Pasaba al lado de mi cama, que no tenía sábanas y estaba cubierto por un chalón a cuadrillé que me regaló una vez mi abuela para una lejana navidad, y por un saco de dormir rojo, regalo también de otra navidad, de tres tías ancianas a quienes no veo hace demasiado tiempo.

Mi cama estaba a la orilla de una piscina calipso, de un color muy profuno, casi conmovedor. La orilla del saco de dormir rojo, rozaba por un lado el piso y por el otro el agua. Pasaba caminando por el lado lentito, y me cuestionaba por qué mi cama estaba en ese lugar tan poco común. Pensaba que si me quedaba dormida muy profundamente corría el riesgo de caerme al agua y no despertar, el riesgo de quedar sumergida para siempre.

Mientras pensaba estas cosas, pasaba a lo lejos una señora que es secretaria en mi trabajo y que sin exagerar tiene la apariencia clásica de la bruja de los cuentos de hadas, lunar, nariz ganchuda, mirada penetrante, sonrisa pícara, voz aguda, todo. La señora bruja me indicaba la máquina reloj de marcar el ingreso y la salida; y recién entonces comprendía que ese espacio no era mi casa, sino mi trabajo.

Trataba de alejarme del lugar, y en el camino me encontraba con mi maestro de dramaturgia (una de las pocas personas a las que no tuteo) y el con muchísima pena me preguntaba que qué estaba haciendo. Luego sacaba muchísimos papeles, un cerro de papeles, y se sumergía en ellos buscando un manuscrito valiosísimo. Ya no apenado, si no francamente enojado, iracundo me exigía que lo ayudara a buscar ese documento importantísimo. Sumergidos en el cerro de papeles escarbábamos, hasta que él lo encontraba y me lo acercaba a la vista pero sin entregármelo. El manuscrito era mío, estaba escrito con mi letra con tinta azul. El sueño terminaba con su mirada fija en la mía, una mirada de reprobación, con esa cara tan suya, entre cómica y dramática, muy del personaje que a construído sobre sí mismo durante tantos años. La imagen se empieza a oscurecer, y escucho casi al final un susurro casi inaudible "es su deber".

Todo a negro.

julio 04, 2008

Todos vuelven

Ayer mientras caminaba rauda, prácticamente corría, por Pedro de Valdivia rumbo al gimnasio, justo en el pedacito que hay entre la Costanera y Provi, me volvió una imagen de muchos años atrás:

Desaparecieron las casas de cambio (rotuladas en varios idiomas), y volvieron unas librerías pequeñísimas de unos, no sé ... serán 22 años atrás ... entré a una de ellas de la mano de mi abuelita Mercedes. Pleno invierno el interior multicolor repleto de libros todos chiquititos, a mi medida, me hace sentir bien, y mis mejillas se ponen rosaditas, con el calor de la estufa del lugar.

Mi Mechecita sonríe y me cierra un ojo. Me dice que elija uno, pero que no le contamos nada al tata, es un secreto de las dos. Me siento tan cómplice, tan importante, tan regaloneada.

Los libros son todos lindos, son chicos como yo, de muuuuchos colores y tienen la forma recortada de la ilustración de la portada en la tapa, como calado, se ven los dibujitos de atrás. Elijo el "Sastrecillo Valiente"en parte por el color de la mermelada que abarca gran parte de la tapa, en parte por las puntadas deosrdenadas y alegres sobre la tela, y por las letras, identifico algunas, leo lentito: "Siete de un Golpe".

La Mechecita y yo salimos, cruzamos a una cafetería muy elegante que hay justo al frente, (al lado del cine que ya no es cine) entramos rápido por que ha empezado a llover. no alcanzo a leer el nombre pero me llama la atención una coronita que tiene dibujada con luces en la entrada).

Tomamos unas ricas onces, no sé por qué ella dice así "ricas onces" y lo encuentro divertido. Es tan linda mi Mechesita, es tan tierna.

Siempre que vamos con mi papá a algún lugar y pasamos por afuera de su casa que queda justo en una esquina de Tobalaba, empezamos a gritar "abuelita, abuelita, abuelita, abuelita, abuelita, abuelita, " mientras dura la luz roja. A veces da el verde, pero nosotros nos quedamos parados hasta que ella se asoma al balcón y nos sonríe. Entonces mi papá pone en la bocina el sonido de "La cucharacha", aunque a mí me gusta más el cumpleaños feliz, o el silbido. Es súper chori la bocina, tiene como diez sonidos diferentes.

Mi Mechesita nos mira desde el balcón hace un gesto de círculos alrededor de su cabeza con las manos, como diciendo que mi papi y yo estamos locos, y eso me da mucha, mucha risa.

En las mañanas de los domingos, cuando me quedo en su casa y la voy a despertar me hace rezarle a la virgencita fosforescente que tiene en el velador, y después jugamos a que somos pajaritos y corremos por toda la casa.

Hoy la hecho mucho de menos, sobre todo cuando todas las mañanas paso frente a su casa (que ya no es más su casa, si no una corredora de propiedades) en tobalaba y me dan ganas de gritar "abuelita, abuelita, abuelita". El auto de ahora tiene una bocina súper fome, hasta extraño el sonido de "la cucaracha"

Siento la melodía lentita, reconfortante, dulzona aunque un poco triste de César Miró:

Todos vuelven a la tierra en que nacieron,
al embrujo incomparable de su sol,
todos vuelven al rincón donde vivieron,
donde acaso floreció más de un amor.

Bajo el árbol solitario del pasado
cuántas veces nos ponemos a soñar,
todos vuelven por la ruta del recuerdo,
pero el tiempo del amor no vuelve más.

El aire que trae en sus manos
la flor del pasado, su aroma de ayer,
nos dice muy quedo al oído
su canto aprendido del atardecer.
Nos dice con voz misteriosa,
de nardo y de rosa,
de luna y de miel,
que es grande el amor de la tierra,
que es triste la ausencia
que deja el ayer.