Lo único que cuenta

Como casi siempre partiré hablando de una cosa, para en realidad plantear otra, así que apelaré a la paciencia de los que lean esto. No es con ningún fin preciso, simplemente así se van armando las ideas en mi cabeza, durante mis interminables recorridos por todas las líneas del metro de Santiago.

Hace muchos años atrás un amigo me regaló para mi cumpleaños una foto de la película "The Straight story" (Una historia sencilla) de David Lynch. No justamente esta foto, pero otra similar, es para que se hagan una idea. La foto venía con una dedicatoria que decía "Para mi hermana emocional", y esta es la parada de carro más linda y con más cariño que me han hecho en la vida, por que yo a él no lo quería como un hermano o un amigo, si no que estaba absolutamente loca por él, enferma de verdad, era un amor patológico que sólo existía en mi alma y en mi cabeza, pues él desde un principio me aclaró que no se involucraba demasiado con nadie pues sólo tenía tiempo y amor para su abuela, su padre, su hermano y su polola (así en ese orden), pero que le vamos a hacer me fui obsesionando y fui idiota, de lo cual no me arrepiento por que creo que ante todo hay que ser honesta con las emociones. El problema es que uno en situaciones así no se da cuenta que ese afecto desmedido puede incomodar e incluso doler a la otra persona, cosa que entiendo ahora que he vivido la situación desde la otra perspectiva. Acá salto al presente, pues ahora hay alguien que me tiene un afecto desmedido que va por ese camino enfermizo que antes transité yo. Me mira con carita de pena casi todo el tiempo y me dice cosas bien generales llenas de puntos suspensivos y suspiros que se desvanecen lentito. Yo pensaba que eran ideas mías y me hacía la loca, pero un ángel y un demonio (son personas en realidad, una mujer de naturaleza puramente espiritual y un hombre absolutamente dominado por sus instintos), con todo lo diferentes que son, me han hecho exactamente las mismas observaciones al respecto.

Ahora entiendo muchas cosas, y trato de no generar dolor, pero también trato de evitar cualquier mínimo esbozo de mayor cercanía, ese afecto me incomoda, en fin.

Llegamos así a la antigua y estúpida pregunta de si existe realmente la amistad entre un hombre y una mujer, y para mí invariablemente la respuesta es SÍ.

Claro, no lo digo a partir de la primera, ni de la segunda experiencia que conté, si no por otra historia, una historia de amistad, de fraternidad que he vivido en compañía de un gran amigo de quién me distancié durante mucho tiempo por motivos que no recuerdo con nitidez. Aquí volvemos al tema central de la película, que para quienes no la hayan visto o no la recuerden cuenta la historia de un hombre mayor que luego de un ataque decide ir en búsqueda de su hermano, con quien dejó de hablarse diez años atrás por motivos que ya no tiene claros.

Algo similar me pasó hace poco. No pasaron diez años, ni tuve que recorrer una gran distancia arriba de una cortadora de pasto, pero me he re encontrado con un ser humano a quien quiero demasiado y a quien no veía hace como un año y medio. ¿Por qué? No lo sé claramente, por que una época el tenía poco tiempo, por que yo estaba muy vulnerable emocionalmente, por que nos dijimos cosas estúpidas por msn, por que, por que en realidad no lo sé bien.

El punto es que hemos vuelto a vernos, y la energía de la amistad sigue ahí intacta, lo que ha sido muy reconfortante, y lo que me tiene muy pero muy alegre.

Eso es lo que quería compartir hoy, más que nada para invitarlos a que si se han distanciado de alguien, a quien independiente de los problemas y los des entendimientos, todavía quieren mucho, busquen la forma de acercarce nuevamente, y darse un gran abrazo. El cariño verdadero es lo único que cuenta en esta vida, así que no pierdan tiempo.