No se ha debilitado.

Hoy supe que no fui aceptada para hacer el Magíster en Liteartura en la Escuela de Posgrado de la Universidad de Chile.

De todas maneras el Coordinador del programa me invitó a conversar con él, y ya confirmé una reunión para la próxima semana, pues me proponen que haga algunos cursos del pregrado durante el primer semestre, y que repostule para el segundo.

Es una alternativa, y tengo que pensarla, quizás me conviene más que hacer el pregrado completo en la Universidad Católica (aunque también lo he considerado, de hecho era mi idea inicial).

Más allá de lo que haga finalmente, estoy realmente convencida que es de primera necesidad para mí, desarrollar mi interés por la literatura como algo esencial en mi vida, y no como ahora en que aunque hago esfuerzos por dedicarle tiempo, al final siempre es a medias y robándole horas al trabajo (aunque esto último me importa un bledo pero escribo perseguida y eso se nota en los textos) o horas de sueño.

Yo sé (racionalmente) que no es tan grave no haber quedado, pero emocionalmente es otra cosa muy diferente. Tengo una pena grande, muy grande y se acrecienta más por el hecho deque no puedo llorar para alivianarla un poco. Acá en el trabajo no me siento cómoda, para llorar tranquila como me hace falta.

Quería escribir de esto desde que lo supe, pero mi pena era tan grande y la confusión de ideas peor ... así que preferí darme unas horas para procesar y articular un poco las ideas.

De hecho no sabía mucho como empezar esta entrada así que me auto robé unas pocas palabras (todas las que están antes de este párrafo) de un mail eterno que le escribí a un amigo (que me tiene mucha paciencia y es generoso con su tiempo).

En la mañana, cuando todavía estaba en shock, lloré un poco en el baño, cosa que no hacía hace años (y que en algún momento y lugar lejano era algo habitual). No fue eso sí un llanto reparador como el que necesito, por que fue como rápido y escondido por que no quería que mis compañeros lo advirtieran y tuvieran compasión de mí.

Siento que estoy desperdiciando mi inteligencia y mi sensibilidad, poniéndolas al servicio de algo en lo que creo tan poco (nada) como la publicidad, más bien es algo que me asquea, pero ese es otro tema.

No sé mucho cómo hacer lo que sé debo hacer.

Tengo que tomar algunas decisiones, y la pena que no está en tormenta intensa como la mañana, todavía persistirá algunos días más hasta desvanecerse, y recién entonces con la cabeza más limpia veré qué hacer.

Lo importante de todo esto es que tengo una convicción muy grande, y la energía que me mueve no se ha debilitado.