¿Qué tiene la lluvia?
¿Qué tiene la lluvia que acentúa tan brutalmente lo extraños que somos los seres humanos?
Nos ponemos a divagar más, hablamos con un tono todavía más enrarecido y con las palabras más rebuscadas. Hasta miramos de una manera diferente y en las radios se ponen a programar pura música triste, pianitos, voces melancólicas, incluso tortuosas. Pero yo ayer no andaba triste, aunque sí bastante contemplativa y parece que iba pensando todas estas cosas, entre medio de tantas gotas incesantes, cuando repentinamente me bajé de la micro en mi trayecto Huechu-Provi, muchísimo antes de llegar a mi destino. Y debe ser el azar que me hizo ese regalo, por que justo andaba sin paraguas y escuchando Influencia de Charly García. Me caminé el disco completo y me mojé entera, ya estaba oscuro y la luz anaranjada del alumbrado público se reflejaba en el pavimento mojado de esa forma tan bonita (aunque sea cursi decirlo como si nunca nadie lo hubiera dicho antes).
Y la música era sólo la música, volvió a ser la música y no todo eso que era antes. O más bien también lo era, pero me venía desde lejos, como desde hace un millón de años, como algo vivido y procesado, sin puntos suspensivos. Y canté tanto, y debo haber parecido una loca vista desde otro ángulo, caminando pausadamente, mojándome entera y cantando desafinada (por que el canto no es precisamente uno de mis dones) y fue tan lindo, y Santiago es agobiante pero tiene también sus momentos. Así iba mi introspección caminable cuando de la nada me acordé de Xavier Durringer y de sus “Crónicas de días enteros, de noches enteras” que es una obra de teatro (bien difícil debe ser montarla) que consiste en palabras de su mismo autor en “trozos de texto, breves monólogos, pensamientos, breves diálogos, comienzos de algo, fragmentos de historias”, y me quedé pensando en por qué me acordé de Crónicas y tuve la absoluta certeza ¿cómo se puede tener certeza de algo? De que Durringer había escrito este texto en un atardecer lluvioso, o después de una lluvia gigante, de días y días de lluvia, como esas lluvias de Macondo que no paran durante cuatro años seguidos. Gran parte de Crónicas gira en torno a las relaciones humanas, a la necesidad de encontrar a otros y encontrarse, a desencuentros, a amores y desamores, y cuando llegué a releerlo casi estaba completo subrayado, claro como ese era mi monotema el año pasado, pero habían dos pedacitos sin subrayar, dos pedacitos que me llegaron tanto ahora. Dos pedacitos que hablan de la necesidad de ordenarse, qué absurdo, de la necesidad incluso de vaciarse, desprenderse de todo para reencontrarse, y estas palabras me huele que deben estar sonando vacías, carentes de todo sentido, así que mejor los dejo con Durringer que lo expresó tan bonito, por que yo también quiero reencontrarme en algún lado, y creo que tan lejos no estoy.
“Hay noches enteras en que no duermo…
Noches enteras en que no duermo, noches enteras…
No puedo, me doy vuelta para todos lados; pongo mis ideas en orden. Punto.
Hay noches enteras en que no duermo … no debo ser el único … pero no puedo.”
“Si uno suprime todas las horas inútiles. Todas las horas que uno pasa lavándose, comiendo, tomando, haciendo mandados, preparando la comida, poniendo la mesa, mirando la tele, trabajando, yendo a trabajar, volviendo, andando por la calle, entre dos carreteras, dos trenes, dos apartamentos, durmiendo.
¿Qué me queda?
Entonces me lavo cada vez menos, no pongo la mesa, como directo de la lata que encuentro por el camino, y cuanto más adelgazo, más dejo de mantener este cuerpo que me pesa cada vez más.
En algún lado, me reencuentro.”
Nos ponemos a divagar más, hablamos con un tono todavía más enrarecido y con las palabras más rebuscadas. Hasta miramos de una manera diferente y en las radios se ponen a programar pura música triste, pianitos, voces melancólicas, incluso tortuosas. Pero yo ayer no andaba triste, aunque sí bastante contemplativa y parece que iba pensando todas estas cosas, entre medio de tantas gotas incesantes, cuando repentinamente me bajé de la micro en mi trayecto Huechu-Provi, muchísimo antes de llegar a mi destino. Y debe ser el azar que me hizo ese regalo, por que justo andaba sin paraguas y escuchando Influencia de Charly García. Me caminé el disco completo y me mojé entera, ya estaba oscuro y la luz anaranjada del alumbrado público se reflejaba en el pavimento mojado de esa forma tan bonita (aunque sea cursi decirlo como si nunca nadie lo hubiera dicho antes).
Y la música era sólo la música, volvió a ser la música y no todo eso que era antes. O más bien también lo era, pero me venía desde lejos, como desde hace un millón de años, como algo vivido y procesado, sin puntos suspensivos. Y canté tanto, y debo haber parecido una loca vista desde otro ángulo, caminando pausadamente, mojándome entera y cantando desafinada (por que el canto no es precisamente uno de mis dones) y fue tan lindo, y Santiago es agobiante pero tiene también sus momentos. Así iba mi introspección caminable cuando de la nada me acordé de Xavier Durringer y de sus “Crónicas de días enteros, de noches enteras” que es una obra de teatro (bien difícil debe ser montarla) que consiste en palabras de su mismo autor en “trozos de texto, breves monólogos, pensamientos, breves diálogos, comienzos de algo, fragmentos de historias”, y me quedé pensando en por qué me acordé de Crónicas y tuve la absoluta certeza ¿cómo se puede tener certeza de algo? De que Durringer había escrito este texto en un atardecer lluvioso, o después de una lluvia gigante, de días y días de lluvia, como esas lluvias de Macondo que no paran durante cuatro años seguidos. Gran parte de Crónicas gira en torno a las relaciones humanas, a la necesidad de encontrar a otros y encontrarse, a desencuentros, a amores y desamores, y cuando llegué a releerlo casi estaba completo subrayado, claro como ese era mi monotema el año pasado, pero habían dos pedacitos sin subrayar, dos pedacitos que me llegaron tanto ahora. Dos pedacitos que hablan de la necesidad de ordenarse, qué absurdo, de la necesidad incluso de vaciarse, desprenderse de todo para reencontrarse, y estas palabras me huele que deben estar sonando vacías, carentes de todo sentido, así que mejor los dejo con Durringer que lo expresó tan bonito, por que yo también quiero reencontrarme en algún lado, y creo que tan lejos no estoy.
“Hay noches enteras en que no duermo…
Noches enteras en que no duermo, noches enteras…
No puedo, me doy vuelta para todos lados; pongo mis ideas en orden. Punto.
Hay noches enteras en que no duermo … no debo ser el único … pero no puedo.”
“Si uno suprime todas las horas inútiles. Todas las horas que uno pasa lavándose, comiendo, tomando, haciendo mandados, preparando la comida, poniendo la mesa, mirando la tele, trabajando, yendo a trabajar, volviendo, andando por la calle, entre dos carreteras, dos trenes, dos apartamentos, durmiendo.
¿Qué me queda?
Entonces me lavo cada vez menos, no pongo la mesa, como directo de la lata que encuentro por el camino, y cuanto más adelgazo, más dejo de mantener este cuerpo que me pesa cada vez más.
En algún lado, me reencuentro.”
18 Comments:
Oiga chiquilla usted me emociona, tiene una sutileza y peso en sus palabras inusitada... sólo conocía a una persona capaz de eso, me guardo el nombre para proteger a los inocentes (aunque en este cuestión inocentes no hay).
La lluvia me hace ha hecho revivir desde siempre, así como el viento, será que soy un nostálgico empedernido y sin remedio?.
El viejito ventarrón
10:25 a. m.
La lluvia.
No sé pq tengo una cierta relación de amor y odio con ella, pues si bien es algo relajante sentirla desde un lugar adecuado, me carga el hecho de tener que andar con parquitas, paraguas y esas cosas que finalmente representan un bulto no menor, claro... si no fuera x ello, estaría con una neumonitis aguda o algo similar.
De todas formas, es una buena excusa para quedarse en cada flojeando, sin rendir tantas cuentas (y hablando de cuentas... tengo que ir a pagar algunas ahora ¬¬)
[] kurotashiO!
3:22 p. m.
Llovió
Una pequeña lluvia cayó
sobre nuestro pequeño amor
y gota a gota
el día se perdió
indefenso ante la oscuridad
Una pequeña lluvia y yo
desnuda bajo el agua estoy
ante las lágrimas,
ante el adiós
indefensa frente al frío y la tormenta
frente al sueño del amor
Como gota en movimiento contra el viento
y en silencio te he de olvidar
Llovió
sobre mis besos
Llovió
y el cielo me regaló
lluvia y silencio
roxi, al leer tu post me acorde de esta canción de presuntos implicados, un abrazo, boris
2:24 a. m.
Que bonito el texto del Durringer y de la Roxi.
Besos
4:11 a. m.
mmm veo que la lluvia te hizo pensar y divagar . creo que la lluvia, la humedad y su sonido nos hace conectarnos con nuestros pensamientos bien pero bien internos..
muy lindo todo sita roxi
saludos ¡¡
12:39 p. m.
que tiene la lluvia que comemos sopaipillas pasadas?...jeje parece que nada que ver pero hacemos un switch, ya el sonido y como bien describes los reflejos en la noche te hace sentir estar solo tu y la lluvia, la sensacion de humedad, mejor si fuera en un bosque bien frondoso... amiga me gusta eso de el reencontrarse, interesante Durringer, no cacheé mucho el ultimo texto pero bueh, es lo que hay.
un abrazo.
2:30 p. m.
que profundo!!! me hiciste cranerme duarnte varios minutos....
1:15 a. m.
La lluviaaa, son sentimientos encontrados, porque me da demasiada pena pensar en todas las personas que se encuentran viviendo en las calles o con intentos de casas, pero por otra parte me fascina regalonear con el clima asi...
cariños y suerte
11:39 a. m.
Oiga chiquilla, me parece tirado de las mechas que usted, cabra chica de 7 años, le de consejos a este vetusto cibernauta sin remedio, pero son tan prudentes que se los agradezco de verdad.
Voy a seguir "casi" al pie de la letra lo que me aconseja; seguiré en mi intento de olvidarla, miraré el futuro (que me queda poco, de seguro) e intentaré salir con mis amigos a tomarnos unas copas por ahí. Pero el tango, eso no. No puedo... y le cuento algo más... hoy todo me recuerda a ella, hasta lo más mínimo...
Tremendamente agradecido,
El viejito
11:55 a. m.
Roxi... un abrazo/ y gracias por tus comentario a AYER que viste AYER...
"AHORA... ¿DE DONDE CAYÓ ESA PELOTA DE TENIS?... ESO ES ALGO QUE NUNCA, NUNCA VAMOS A SABER"...
un fuerte abrazo/ PAto Pimienta
12:36 p. m.
una vez mas la verborrea roxiana se hace presente.
yo creo q la lluvia no tiene nada, nosotros somos los q actuamos asi con la lluvia, nos da como ganas de pensar profundo cuando llueve, ganas de escribir un poema, ganas de reencontranos.
es la lluvia el elixir del pensamiento?
me gusta la lluvia pero uso paragua ¿q cosas no?
salu2
1:19 p. m.
Que tiene la lluvia?
que moja
que tiene Charly Garcia?
Que es un genio
Buen viaje
Saludos Cordiales
1:31 p. m.
Muy bueno!!
5:06 p. m.
Me encanta la lluvia, sobretodo en las noches de insomnio. Me relaja escuchar las gotitas en mi ventana.
9:38 p. m.
Me asomo en este lado con toda la lluvia consumida, y con toda la palabra nivelada, lisa y de cansancio. El texo es música.
12:45 a. m.
Ay, cómo se añora esa lluvia desde este lado del Atlántico... Aquí es un agosto tiránicamente seco, implacablemente caluroso; todo el mundo se fue a la playa y la ciudad está medio vacía, parece imposible que alguna vez vuelva a llover...
Un beso
2:28 a. m.
"Life isn`t about finding yourself. Life is about creating yourself."
8:47 a. m.
Hola Julita, gracias por pasar por mi casa de letras.
Me gusta mucho cuando alguien lee o relee cosas que he escrito hace tanto tiempo, pues le dan vida de nuevo a esos momentos
Abrazo!
11:47 a. m.
Publicar un comentario
<< Home