Carta a San Expedito

Mi muy querido San Expedito de las causas urgentes:

Te escribo desde el cibermundo por que no se por qué tengo la extraña idea, más bien estoy realmente convencida, de que tu desde el cielo lees blogs, e intercedes ante Diosito por todos nosotros, tristes seres humanos que nos dedicamos a bloguear para dar un poco de paz a nuestra atribulada alma.
Si me equivoco, haz por favor que caiga un láser bíblico y se desintegre el laptop desde donde te estoy dedicando estas sentidas palabras.
Por favor mi Santito no te lo tomes como burla, te escribo por que de verdad necesito tu ayuda, y en una de esas me lees.
Para que veas que soy noble, te aclaro altiro que no te voy a pedir por mi, te invoco para que ayudes a una amiga mía que necesita de tu sabia intervención.
San Expedito, tu sabes de qué amiga te hablo, te hemos ido a ver juntas a tu parroquia en Santiago ... se que es más bonita la parroquia de Reñaca, pero para ir hasta allá se necesita un auto + plata pal peaje o bien las 5 lucas del pasaje ida/vuelta a Viña del Mar.
En fin San Expedito, estoy divagando pero ya te darás cuenta que ese es uno de mis vicios al bloguear.
Lo que intento decirte es que necesito que ayudes a mi amiga a encontrar un trabajo, por que lleva demasiado tiempo sin uno y eso además de todo el desajuste económico que implica, le está generando una inseguridad atroz, algo de depre, angustia y ansiedad.
San Expedito, tu sabes de que amiga te hablo, claro te hemos ido a ver a Antonio Varas con Simón Bolívar, ¿Te acuerdas? Tu ahí en tu altar y yo diciéndote: "San Expedito, ayúdanos a la Dani y a mi a encontrar una pega entretenida y bien remunerada". Seguro que te acuerdas, por que esa vez dejaste tu rigidez de cerámica y me hablaste clarito: "No pos Roxi, O entretenida O bien remunerada, no se puede las dos cosas, tienes que elegir, no te pongas barsa tampoco". Y tu sabes que elegí, y ya ves cómo estoy ahora ... un poco aburrida es verdad, pero sin deudas, con I-Pod y con la posibilidad de viajar próximamente a Buenos Aires.
¡Qué horror San Expedito! Me leo y advierto que me estoy convirtiendo en una consumista de la peor calaña, cuando juré de guata durante tanto tiempo que no lo haría nunca.
Pero ¿sabes?, esta carta no es por mí, es por la Dani, así que mejor volvamos a ella.
Ella es una mujer trabajadora, esforzada y muy inteligente. Imagínate que se pagó ella el instituto para estudiar informática, trabajando en un cine. ¿Dimensionas todo el sacrificio que eso significa? A mi me cuesta entenderlo, como siempre he sido muy afortunada nunca me plantié trabajar para estudiar, ese era un tema resuelto, gracias al auspicio de mi buen padre.
Ella trabajó para pagarse el instituto, y ya ves que injusta es la vida ... se encuentra sin trabajo hace casi dos años. Entre medio ha hecho un par de part-times y reemplazo, pero has de imaginarte que cómo están las cosas en esta tierra con eso no alcanza para nada. Además como ambas somos unas descriteriadas nos compramos entradas caras para U2 en Enero, entradas que todavía estamos pagando ... pero bueno ese es otro tema.
San Expedito, además la Dani no es de las que se quedan esperando, a mandado currículums a todo Santiago (ya tiene la ciudad empapelada de ellos) y además acaba de terminar un curso de My SQL y dos de Inglés, por que claro todos pelamos al Gobierno de Chile, pero nos olvidamos que tiene un Fondo de Capacitación que es espléndido y no cuesta ni un peso para los usuarios.
Por todas estas razones San Expedito, te pido intercedas por mi amiga ante Diosito, para que encuentre un buen trabajo entretenido y bien remunerado, y bueno si no se puede las dos cosas, le preguntas a ella que prefiere. Intercede ante Diosito para que venga en auxilio de la Dani en estas horas de aflicción y desesperanza. Por que estar cesante es una joda, si no me crees por favor tienes que ver Los lunes al sol (que hermosa película me dan ganas de llorar de sólo acordarme, además es tan positiva a pesar de todo). Por que cuando una está cesante, de verdad se viven horas de aflicción y desesperanza ... no lo sabré yo. Estaba tan depre y mal de la cabeza que escribía unas cosas tristonas que me servían de pura catarsis pero que tienen escaso (en verdad NADA) valor literario, y que publicaré a continuación de esta carta de puro impúdica que soy. Uno es totalmente depre y el otro amargado con rabia ... en fin.
A mi ya se me pasó y te pido de todo corazón que a la Dani también se le pase.
Ayuda a mi amiga Dani, es una mujer buena y se lo merece.
Si la ayudas te vamos a ver a Reñaca, te llenamos de velitas, oramos por ti y difundimos tu fe.
Te lo prometo.

Me despido San Expedito y te dejo con fragmentos de los dos textos que te señalé, por que no quiero que mi amiga esté con penas y dolores similares en su cabeza.

AYUDALA

Un abrazo, Roxi

P.D a San Expedito y a los blogueros:
Lo que viene acá abajo es tan largo, que si no lo leen juro no ofenderme.

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NO TODO EN LA VIDA ES SIEMPRE TAN CLARO
Otro día lunes con cierto tono desesperanzado. Una mañana fría. Salgo de la ducha y observo mi rostro de veintiséis años que debido al cansancio parece de muchos más.
El espejo me devuelve mi cara lavada sin maquillaje. Individualizo una interrogación en cada uno de mis gestos. Mis preguntas no me inquietan, más bien me aburren.
El cabello húmedo cubre mi cabeza y la hace más pesada, acentuando los pensamientos confusos y las ideas reiterativas. Surge una pregunta inabarcable, absurda, casi risible: ¿Quién o qué soy?
Más allá de las elaboradas respuestas inteligentes y sensibles, intento descifrar de manera práctica quién o qué soy yo en relación a mi trabajo, o en su defecto a su ausencia.
Por profesión creo ser Diseñadora, al menos así lo acredita un ostentoso título que cuelga de la pared. Por oficio solía ser Post productora de video, pero ahora, después de diez meses de no ejercer mi quehacer de forma permanente y estable, no sé bien qué soy… me ando buscando y todavía no me encuentro.
Alterno mis esporádicas y ocasionales labores como post productora e instructora de software gráficos (o cualquier otro salvavidas que valla surgiendo en el camino) con el trabajo, a mi juicio, más agotador de todos: el trabajo de encontrar trabajo.
Suena extraño, pero es la realidad que me atañe y la vivo sin remilgos.
Mientras me peino escucho las noticias de la tele sin prestarles mayor atención, hasta que unas cifras y flechas que se dibujan en la pantalla me empiezan a importar a pesar de que las veo distantes. Son pequeñas décimas que suben y bajan.
Intento que los impersonales índices de cesantía que discuten el periodista y un funcionario de gobierno, no me desalienten, ni que tampoco me ilusionen.
Dejando de lado las estadísticas, analizo lo que este fenómeno significa para mí: una pausa, un paréntesis, un retiro forzado (pero no por eso carente de valor).
Me visto y preparo un café. Mientras el agua burbujea adentro del hervidor pienso que estoy cesante y que no me cuesta decirlo. Uso el verbo estar, que le da más movilidad a mi condición, siento que si usara el verbo ser todo se volvería más definitivo y prefiero esquivar esa condena. “Estoy cesante” me repito, y no “Soy cesante”, respiro aliviada. Mis sutilezas con las palabras y la conjugación de los verbos me tranquilizan, pero me hacen sentir un poco ridícula. Son diferencias que sólo yo puedo captar.
Admito que soy buena con los signos y los términos, y fantaseo la posibilidad de escribir una columna en un diario que relate las dichas y desdichas de una cesante sin rumbo. Pienso que precisamente ese sería el título de mi columna de opinión “Dichas y desdichas de una cesante sin rumbo” y me imagino cómo empezaría este texto que aún no está muy definido.
Enciendo el computador, y en vez de conectarme a Internet para revisar por enésima vez los sitios web de empleos, genero un documento de Word en blanco, donde escribo el comienzo que se me ocurrió. Recién entonces advierto que el título sugerido podría parecer una contradicción (sobre todo en una primera lectura), ya que se supone que toda persona privada de su empleo debiera tener un solo rumbo: Conseguirse uno nuevo (ojala mejor que el anterior). A partir de este punto empiezo a divagar y a dar vueltas en la idea de que no todo en la vida es siempre tan claro, ni se reduce a trazar una dirección sobre el horizonte. Esto último me encanta y lo escribo cómo epígrafe bajo mi título: “no todo en la vida es siempre tan claro, ni se reduce a trazar una dirección sobre el horizonte “. Me alegra pensar que hay otros seres humanos que se reconocerían en estas palabras, que las podría compartir con ellos y que no me sentiría tan sola.
Por algunos segundos sigo absorta en mis ideas y me disperso en ellas, hasta que la llamada de algún familiar o amigo me interrumpe y me devuelve a mi realidad: ¿Viste ayer el mercurio? Como si existiera un domingo en que no lo comprara y lo revisara por completo…se que lo hacen por afecto y preocupación, pero no por eso me asfixian menos.
¡Reviso mi e-mail y he recibido tres correos laborales!, su contenido es el siguiente:
Una propuesta para vender productos naturales a comisión, a pesar de que en el aviso buscaban a diseñadores gráficos.
Una respuesta de una empresa en que me agradecen mis destacados antecedentes, pero me informan que mis pretensiones de renta están fuera de sus posibilidades
Un detector automático de empleos me informa de una oferta a la que ya postulé.
Limpio la bandeja de entrada, suspiro y no me desanimo, termino de armar los sobres que he preparado con tanta dedicación (son un formato especial que

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Dichas y desdichas de una Cesante sin rumbo

En una primera lectura, el título de esta columna podría parecer una contradicción. Se supone que toda persona privada de su empleo debiera tener un solo rumbo: Conseguirse uno nuevo (ojalá mejor). Sin embargo no todo en la vida es siempre tan claro, ni todo se reduce a trazar una dirección sobre el horizonte. De ahí la necesidad de escribir esto, de indagar sobre el fenómeno de la cesantía, saliéndose de las estadísticas, y tratando de penetrar en la mente del cesante promedio. Se puede decir que esta sección va a ser algo así como un Cesante S.A. Si usted se encuentra en este momento descubriendo este proceso, lea estas líneas, le garantizo que sintonizará con más de alguna de las ideas aquí expuestas. Si todavía está empleado en alguna pequeña y/o mediana empresa ¡anímese!, acá van algunos consejos sobre cómo conseguir convertirse en un cesante en un tiempo razonable (no superior a seis meses):

Cómo convertirse en cesante digno en un tiempo reducido

- Obtenga su práctica profesional en una empresa en expansión. A pesar del exceso de trabajo, haga un esfuerzo por terminar su carrera y titularse con excelencia académica. Su condición de profesional titulado exigiendo lo que considera justo, eleva altamente sus posibilidades de ser despedido.

- Capacítese, estudie, haga un diplomado o post grado. Difícilmente exista algo que le moleste más a un empresario, que un integrante de la clase media tratando de surgir a través de la educación. Descarte de plano los cursillos de uso de software, el manejo técnico no molesta, lo que molesta es que genere ideas y desarrolle su pensamiento.

- Dedique casi la totalidad de su tiempo y energía a su trabajo. Nada más irritante para un jefe que un subalterno motivado a pesar de su precaria situación laboral

- Sea puntual con sus horarios de llegada, no faltará quién piense que llega antes para ver si se puede robar algo en las oficinas vacías.

- Cada vez que se atrasen en el pago de su remuneración, hágale saber a su jefe directo, al gerente de finanzas o mejor al dueño, que le molesta de sobremanera que la empresa no cumpla con su obligación mas básica. Use frases como: “Más allá del problema de la plata, me molesta el trato denigrante y vejatorio que me están dando” (se arriesga a que le pregunten por el significado es estas palabras). Si maneja el inglés también puede usarlo: No money, No work. Su calidad de empleado bilingüe también le otorga mas posibilidades de acceder a un despido express.

- Haga ver a sus compañeros que exigir la remuneración al día, no es una osadía, ni una rebelión, trate de que entiendan que sólo piden lo mínimo. No importa que le digan que hay que resignarse, y que lo miren como a un enfermo mental ¡insístales con vehemencia!

- Cuando no esté de acuerdo con algo, infórmelo oportunamente a sus superiores. Haga valer sus ideas, se convertirá en un ser desagradable. Si es afortunado, capaz que lo tilden de conflictivo.

- Sea muy eficiente en su pega. Le da a su jefe la oportunidad de contradecirse y plantearle que lo despide por que no está conforme con su desempeño (aunque el mes anterior le hayan subido el sueldo argumentando lo opuesto, “estoy feliz con tu trabajo”). Si llega a este punto, anímese a rebatirle, capaz que le salgan con la patudez de que se trata de un tema de motivación y compromiso ¿?. Sí, las empresas que no cumplen, también se creen con el derecho de exigir estas cosas.

Bueno, si ya está poniendo en práctica todas estas actitudes, no lo dude pronto quedará cesante.
Si tiene un trabajo que le “interesa” o necesita conservar, olvide todos estos puntos, y asuma que por que le tocó nacer en la casta de abajo le toca quedarse calladito. Ubíquese, recuerde que estamos en Chile, y que aquí “La libertad guiando al pueblo” de Jean luc David, no es más que una figurita recortable del Icarito, que sus hijos, o hermanos menores pueden usar en sus tareas conmemorativas de la revolución francesa (aunque la pintura corresponde en realidad a la revolución de 1830). Nunca, pero
Para terminar, vuelva a recordar que estamos en Chile, y que como diría un delirante y decadente músico nacional, Chile no es un país, es un fundo.

NOTA: No todo en la cesantía, es tan horrible como parece inicialmente, lea nuestros próximos números y descubra; cómo asumir su nueva condición con alegría, el lado bueno de la cesantía, qué hacer con su tiempo libre, y mucho más. ¡No se lo pierda!