El beso infinito del mar
Desperté con la alarma del bus, el chofer había excedido los 100 km por hora, y el bip se reiteró un par de veces. Después bajó la velocidad y todo volvió a la normalidad.
Me puse los audífonos y le subí el volumen a Brett y su "Infinite Kiss", me gustan esas palabras arrastradas, ese contraste de melodía y voz graves, con momentos agudos, vulnerables. Me gusta la idea del beso infinito, lo asocio con el mar, con la bajada, con disfrutar del silencio con la propia respiración como único telón de fondo. Y todo es burbujas y silencio y peces, y algas que se mecen, y algunas jaivas pícaras como mirando desconfiadas, corriendo hacia otro lado.
El beso infinito del mar, una caricia incomparable. Si leemos a la rápida puede sonar suicida, pero no es en absoluto lo que pretendo plantear. Descender a las profundidades del mar es una experiencia liberadora que permite desatarse por un momento de los límites de la realidad, de lo que entendemos como normal, cotidiano. Es algo tan extraño, pero tan mágico, y a la vez lo sentí tan natural, como que el agua siempre hubiera sido mi elemento.
Sentirse así aunque sea por un ratito. Sentir que tu cuerpo no es más ese espacio que te limita, sentir que se funde con el agua y con la mano que te guía, que te da confianza y que te dice "acá hay otro ser humano experimentando eso mismo que es tan maravillosos pero tan difícil de describir al menos de manera racional".
Por eso me parecen tan apropiadas las palabras de "Infinite Kiss" para intentar aproximarme a compartir la experiencia que involucra el buceo. Aunque la canción habla en verdad de algo tan diferente. Esa es la gracia de la música (y de toda forma de arte): hay tantas lecturas e interpretaciones como receptores, y todas esas versiones se mezclan y formamos parte de un collage infinito.
Ya no me dormí más, a pesar de que mi cuerpo estaba bastante cansado, mi alma estaba renovada y entré a Santiago saboreando todavía el beso infinito, el sabor de la sal. Y aunque ese sábado 19 de septiembre había poca visibilidad, y no habían cerezos bajo el agua del muelle Barón (aunque sí algunas estrellas, y las jaivas, y muchas algas danzantes) descender fue único y lo recordaré por siempre.
Si tenía hace tiempo la idea de hacer el curso de buceo, pero estaba media indecisa, ahora estoy ABSOLUTAMENTE CONVENCIDA, así que durante noviembre y diciembre les estaré contando de esa vivencia.
5 Comments:
Conciencia, libertad, amor ,todo eso recorre al humano, al que vive.
Un paseo, una luz, una esperanza, un dolor, son un todo.
Gracias por pasar por mi casa :)
Abrazos Roxi, buena vibra desde locolombia. XD
12:41 p. m.
Uh que buena onda, yo he tratado de hacer snorkel y me da nervio, como que no puedo cerrar la boca jajaja, pero si muero por esa sensacion, dicen que es otro mundo allá abajo. Aca hay un pueblo entero que sumergieron para hacer una represa y siempre cuando paso por ahi fantaseo pensando que bajaré y recorreré sus calles y casas sumergidas, algo de morbo hay en eso tambien, reconozco. Pero de beso infinito bajo el agua........como que no....sorry! me quedo con tu sugerencia de beso de Cortázar..memorable!!!
(Gracias por saludarme y preguntar por mi animo en las fiestas, anduvimos más o menos un paso adelante y dos atrás pero al menos lo pasamos juntos. )
5:21 p. m.
El segundo...
Espectacular me parece que bucees, la verdad no lo he hecho, pero probablemente en un futuro si lo haré :)
10:29 a. m.
Que me bese el mar... ;)
9:46 p. m.
Amiga, con este post, estás casi convenciéndome de seguirte el amén con lo del buceo! jajaja
Pero en verdad, la idea de los peces y especies marinas rondándome... me da un poco de susto, como que prefiero volar... tu cachai, paracaidas... Besitos
9:18 p. m.
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