Demasiado cotidiana
Después de casi más de un año, por motivos de fuerza mayor he tenido que volver a utilizar Transantiago como medio de transporte para llegar a mi pega, y debo decir claramente que a pesar de todo el tiempo que ha pasado, todas las medidas, todos los cuestionamientos sobre el financiamiento, todas las sonrisas nerviositas de Cortázar (quien tiene la tupé [paréntesis dentro del paréntesis: tupé ... la palabra pa chistosa y no sé por qué se usa como para decir el descaro, cuando según entiendo tupé es como un corte de pelo a lo Elvis y por extensión el estilo de vida y cultura rockabilly] de decir que usa regularmente transantiago y que va mejor ... sin comentarios), en resumidas cuentas, sigue siendo una mierda!
Me lo tomo con humor, por que por último tengo que andar en micro solo en las mañanas, que es mi momento del día más enérgico (en el trayecto de las 18:30 horas creo que no lo toleraría), pero es que realmente es muy vergonzoso el 0 / repito CERO avance de nuestro pésimo sistema de transporte público.
Bueno, he vuelto al uso de las micros, por que el jueves de la semana pasada despidieron a mi amiguísima de la pega, amiguísima quién tenía la buena voluntad de traerme en las mañanas, a mí y a otros compañeros más que vivimos por el mismo sector (muy distante de acá en el límite norte de la ciudad). Con lo que además de quedarme más sola que un dedo (esta es otra expresión popular rara, por que un dedo, normalmente está acompañado de 4 más en la misma mano, sin considerar los 5 más de la otra), me quedé a pata.
Ya, tampoco es cierto eso de que me quedé más sola que un dedo, por que tengo muy buenos compañeritos de ofi, refiriéndome exclusivamente a mi ofi, por que al poner un pie afuera, solo en el pasillo por decir algo, el ambiente se enrarece y realmente está todo transformado en un nudo de vívoras que me asusta un poco. Volviendo a los compañeritos buenos (todos hombres), son muy buenos seres humanos y fiables, pero claramente falta acá una partner femenina que me entienda un estado eufórico repentino por andar con unos aros nuevos lindos, que se ría de las tonteras que hablo y de mi (según ella) supuesta adicción al gimnasio, y un montón de otros ejemplos que son difíciles de explicar para alguien que no sea mujer y que por lo tanto no haya vivido esa complicidad de género (por decirlo de un modo rimbombante).
Referente a la salida de la pega de mi amiga, fue bastante en mala (onda con escolta para que ella no tocara los archivos del PC que usaba en el intertanto entre la reunión en la que la despidieron y el momento en que salió del portón del holding, cuático, cuático), y a traído unos coletazos muy extraños, que supongo en cierta medida deben ser normales (rara esta última mezcla de palabras extraño / normal), pero anda toda la gente emparanoiada con el fantasma de la reducción de personal y la cesantía por que nadie quiere formar parte de las estadísticas oficiales, y hasta lo entiendo pero creo que están sobrereaccionando. Todos con miedo, perseguidos, cuidando la pega.
Yo la cuido, evidente, pero igual se me van los dedos por actualizar en este pequeño ratito de ocio, y mientras escribo típico que entra el director del holding a pedirme algo (hola señor X, justo entró ahora), y yo la muy h ... metida en blogger, que igual es menos terrible que si me pillara en facebook o en LUN. Pero es feo igual, igual es metida de pata, aunque no se por qué este señor me tiene tanta buena, no sé por qué me dio aumento de sueldo cuando a todos están tratando de bajarles las comisiones, o limitándoles las rendiciones, y negando de frentón cualquier aumento o mejora. Quizás tuve suerte y ese día justo se había pegado en la cabeza y estaba todavía mareado cuando hablé con él, o quizás realmente yo sea demasiado eficiente, o estaba peleado con la señora y justo esa mañana antes de salir se reconciliaron, qué se yo.
Esta media rara la entrada, demasiado cotidiana, demasiado normal, es que por estos días ando así.
Incluso, se me pasó (en parte) la indignación con una compañera (quizás antes hubiera dicho amiga) de la pega, que era del mismo grupo que nos íbamos juntos en la mañana, y que ahora que tiene auto y le toca ponerse solidaria a ella asegura que está aterrada de tener que "andar acarreando a todos los que se quedaron a pata" y que demostró una vulgaridad con cierto estilo al repetir el término acarreando con un tono chillón ... acarreando como si los demás fuéramos muebles.
A mí nadie me acarrea, en micro, pero digna.
Además tiene su lado humorístico transantiago, hoy me reí mucho al descubrir que Pedro Almodóvar se va en micro a su pega. ¿Han visto esa publicidad pegada en los troncales? Sale un señor igual a Pedro Almodóvar, pero con ropa de conductor con el texto "yo también uso transantiago para llegar a mi trabajo". ¿Totalmente estiloso o no?
Nada, así, me tomo con humor este nuevo chascarro, esta nueva burla de la vida, esta narración demasiado cotidiana.
4 Comments:
hola como estas??ssiempre tuve la sensacion de que tiene que hchar a uno cada tanto para que el resto se asuste y haga "buena letra", y lo peor es q da resultado..tomate todo relajado...un beso muyy grande..
2:17 a. m.
que buena.
mala onda por tu compañera solidaria con su papú.
mala onda por la oficinista que teme acarrear.
que loco eso de Cortázar - Elvis.
Abrazos.
5:35 a. m.
pero yo lo pasé la raja leyñendote. No sé... debe ser que siento un gusto particular por la cotidianeidad. Todas esas cosas que revelaste son la vida misma.
de hecho... si pudieras continuar revelando tus cotidineidades, yo feliz, jejeje
cuidate mucho y nos seguimos leyendo ;)
2:20 p. m.
Me encantó tu post igual. Mala onda la colega, te encuentro toda la razón: nada de dejarse acarrear, siga en micro no más.
Post Data: la palabra "tupé" viene del francés "toupet" que significa mechón de cabello y también "frescura" o carerrrá.....
7:35 p. m.
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